El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que recibe más de $350 millones anuales de Estados Unidos —incluyendo entre $100–$107 millones para el presupuesto regular y cerca de $95 millones adicionales para salvaguardias y asistencia técnica—, se encuentra hoy en el ojo del huracán tras su última publicación de su informe más sobre Irán y cómo el ataque israelí pudo deberse a él.
Este informe confidencial, fechado el 31 de mayo, reveló que Irán ha acumulado 408,6 kg de uranio enriquecido al 60 %, un aumento de aproximadamente 134 kg desde febrero, y señaló actividades nucleares no declaradas en al menos tres ubicaciones vinculadas a un programa estructurado hasta principios de 2000.
Según miembros del OIEA, estrechamente vinculados a Estados Unidos y potencias occidentales, esta publicación fue acelerada precisamente después de que EE.UU. ejerciera presión para explicar con urgencia la magnitud del avance iraní.
Varios analistas indican que el énfasis en nuevas pruebas y la urgencia del documento obedecieron a una estrategia política destinada a producir consecuencias inmediatas.
¿Cómo detonó el informe la respuesta israelí?
Casi inmediatamente después de que el OIEA publicara los datos, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, utilizó el contenido para justificar los recientes ataques a instalaciones nucleares en Natanz, Esfahán, Arak y la planta de Fordow. El OIEA mismo confirmó que al menos en Natanz hubo impactos directos, que podrían haber destruido centrifugadoras vitales.
Netanyahu afirmó que el informe confirmaba que Irán “estaba al borde de fabricar un arma nuclear”, y que, tras recibir la confirmación técnica del OIEA, Israel actuó para “neutralizar una amenaza inminente”.
PUNTOS DEL INFORME QUE PUDIERON RESPALDAR A ISRAEL
1. Existencia de un programa nuclear no declarado y estructurado
Párrafo 77: “Estos tres lugares (Lavisan-Shian, Varamin y Marivan) fueron parte de un programa nuclear estructurado no declarado por Irán hasta principios de los 2000, con material nuclear no reportado.”
➡️ Esta declaración formaliza que Irán violó sus obligaciones bajo el TNP, creando la narrativa ideal para Israel de que Irán ha mentido y ocultado un programa atómico militar.
2. Uranio enriquecido al 60 %
Párrafo 80 y 85: “Irán es el único Estado no poseedor de armas nucleares que produce y acumula uranio enriquecido al 60 %, lo cual es motivo de seria preocupación por sus posibles implicaciones en proliferación.”
➡️ El uranio al 60 % está a solo un paso técnico del 90 % requerido para armamento nuclear, lo que facilita que Israel afirme que Irán está al borde de construir una bomba.
Secciones C.1 y C.2 (Lavisan-Shian y Marivan):
Se documenta que Irán produjo y probó EDNS (neutron initiators), usados para detonar armas nucleares, e incluso se señala que fueron integrados a sistemas de implosión.
3. Dispositivos de iniciación de neutrones (EDNS)
➡️ Los EDNS son tecnologías exclusivamente relacionadas con armamento nuclear. Mencionarlos con fechas, pruebas y localizaciones constituye una evidencia técnica altamente alarmante.
4. Falta de cooperación y sabotaje de verificación
Párrafos 54-60: Irán es acusado de retener información, impedir acceso a inspectores, realizar limpieza de sitios antes de inspecciones (sanitización) y entregar explicaciones “no técnicamente creíbles”.
Objetivo y funciones principales de la OIEA
- Supervisar el uso pacífico de la energía nuclear, evitando su desvío hacia fines militares.
- Verificar el cumplimiento del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) mediante inspecciones y monitoreos técnicos.
- Asistir técnicamente a países en desarrollo en el uso de energía nuclear para fines médicos, agrícolas y energéticos.
- Velar por la seguridad nuclear y la protección radiológica.
Críticos sostienen que el organismo opera con doble rasero: es rígido con países rivales de Occidente (como Irán o Rusia), pero tolerante con aliados estratégicos como Israel, India o Estados Unidos, que no han firmado el TNP o mantienen arsenales nucleares fuera de control.
Aunque el OIEA se declara técnico y neutral, en la práctica responde a presiones de grandes potencias —principalmente de EE.UU., el mayor financiador del organismo—. Las decisiones del Consejo de Gobernadores frecuentemente reflejan los intereses del bloque occidental.
Caso Rusia: La Guerra, Zaporiyia y el OIEA.
El OIEA ha establecido una presencia permanente en la planta, supuestamente para «monitorear la seguridad».
Rusia ha acusado al organismo de fingir imparcialidad, al minimizar los ataques ucranianos contra la planta, mientras denuncia constantemente a Moscú.
Moscú sostiene que el OIEA está bloqueando investigaciones independientes sobre posibles sabotajes y filtraciones de radiación.

El jefe del OIEA, Rafael Mariano Grossi, ha sido señalado por medios rusos como una figura «politizada» y «favorable a la narrativa occidental», aunque ha viajado a Moscú en varias ocasiones para mantener el canal diplomático abierto.
Hasta el momento, no hay acción legal formal internacional contra Rafael Grossi, pero en 2024 se intensificaron los llamados en círculos rusos para que se investigue su rol en la supuesta parcialidad institucional del OIEA. Algunos analistas incluso han planteado la posibilidad de una denuncia en tribunales internacionales o una revisión en la ONU.
Esto surge en el contexto de:
- Su negativa a denunciar con firmeza los ataques ucranianos contra infraestructura nuclear.
- Su postura crítica hacia los programas nucleares de Irán y Rusia, mientras ignora el arsenal no declarado de Israel, que ni siquiera permite inspecciones.
¿Quién aporta más al OIEA?

- Estados Unidos: mayor contribuyente por amplio margen (~25 % del presupuesto ordinario + aportes voluntarios + apoyo técnico).
- Otros países destacados (solo por contribución ordinaria):
- China: ~11.6 %
- Japón: ~8.2 %
- Alemania: ~5.9 %
- Reino Unido: ~4.4 %
- Francia: ~4.3 %
Geopolítica y dependencia financiera

La multinivelada crítica ahora apunta al OIEA por cuanto dicho organismo es prácticamente subvencionado por occidente:
Subvención sustancial de EE.UU. —más de una cuarta parte del presupuesto del OIEA proviene de contribuciones estadounidenses directas o voluntarias .
Presiones políticas —estos fondos le dan a EE.UU. palanca para acelerar o enfatizar ciertos hallazgos, como fue notorio en este último informe.
Instrumentalización regional —Israel usó el informe como base técnica para su operación militar: una maniobra que, aunque no novedosa en la historia del conflicto, sí llama la atención por su rapidez y visibilidad.
Irán denunció el informe como “politizado y sesgado”, acusando a Occidente e Israel de usarlo para justificar agresiones . Algunas voces dentro del OIEA advierten que esta línea editorial puede socavar la percepción de imparcialidad técnica, vital para su misión.
En Tel Aviv y Washington hay voces que consideran presionar por sanciones adicionales e incluso acción militar, con Estados Unidos evaluando su participación directa.