El presidente Donald Trump usó su prerrogativa de gobernar por decretos para impulsar la explotación de minerales críticos en fondo marino, en en aguas profundas dentro de EE. UU. y en aguas internacionales, en especial la controvertida extracción de minerales críticos, un sector clave para el desarrollo tecnológico: sectores aeroespacial, de tecnología verde y de atención médica, entre otros.
Un texto publicado por la Casa Blanca asegura que “las vastas áreas del lecho marino albergan minerales y recursos energéticos críticos. Estos son clave para fortalecer nuestra economía, asegurar nuestro futuro energético y reducir la dependencia de proveedores extranjeros de minerales críticos”.
La orden también advierte que Estados Unidos controla los recursos minerales del lecho marino en una de las áreas oceánicas «más extensas del mundo», y que tiene derecho a acceder a esos recursos, según la agencia EFE.

Las profundidades marinas contienen miles de millones de toneladas de rocas con forma de papa (patata), llamadas nódulos polimetálicos, que son ricas en minerales críticos como el cobalto y las tierras raras, de acuerdo con una reseña hecha por la BBC.
Daños irrecuperables
Los estudios que se han hecho sobre la minería submarina y oceánica muestran consecuencias negativas para la reposición de los ecosistemas afectados.
La revista especializada Nature, en un estudio publicado en marzo de 2025 señala “nuestros resultados muestran que los impactos de la minería en el océano abisal serán persistentes durante al menos períodos de tiempo decenales y las comunidades permanecerán alteradas en áreas directamente perturbadas, a pesar de cierta recolonización.
Ni con el paso de los años hay mejoras. “Los efectos a largo plazo observados en nuestro estudio proporcionan datos críticos para una gestión eficaz de las actividades mineras, en caso de que ocurran, incluida la minimización de los impactos directos y la reserva de una red efectiva de áreas protegidas”.
Hacer dinero con minerales críticos en fondo marino
Frente a las voces que advierten el daño que esta minería causa en los mares y océanos, la administración de Trump estima que “la minería en aguas profundas podría impulsar el PIB del país en 300.000 millones de dólares en 10 años y crear 100.000 puestos de trabajo” reseña BBC.
Los argumentos a favor de la minería submarina y oceánica se centran, casi siempre, en su potencial económico y tecnológico:
Acceso a minerales estratégicos: cobalto, níquel, cobre y manganeso.
Reducción de la dependencia terrestre: Se argumenta que la explotación submarina podría disminuir la presión sobre los ecosistemas terrestres, evitando la deforestación y el desplazamiento de comunidades.
Impulso a la transición energética: Los minerales extraídos del fondo oceánico son clave para la producción de baterías y dispositivos electrónicos, lo que podría acelerar el desarrollo de energías limpias.
Innovación tecnológica: La minería submarina fomenta el desarrollo de nuevas tecnologías de extracción y exploración, lo que podría beneficiar otras industrias.
A la fuerte oposición que existe para esta actividad, por las consecuencias contra los ecosistemas marinos, las principales defensoras son empresas mineras como The Metals Company (TMC), que ha promovido proyectos en la Zona Clarion Clipperton. La agencia científica australiana CSIRO, ha respaldado estudios sobre minería oceánica.

Pausa cautelar por el fondo marino
Portugal es el primer país europeo que prohibió la extracción de minerales del fondo del mar hasta el año 2050. Los argumentos son los mismos: ese tipo de minería usa maquinaria pesada que opera en condiciones «muy adversas y arriesgadas, destruyendo a nivel local ecosistemas en el mar profundo y perturbando a otros a cientos de kilómetros alrededor» reseña EFE.
La UE, el Reino Unido y otros 30 países apoyan una moratoria sobre esta práctica hasta que se lleven a cabo más investigaciones científicas.
Las explotadoras del fondo marino
The Metals Company (TMC) es una empresa canadiense con capital global que impulsa la minería submarina, a pesar de los comprobados riesgos para la biodiversidad marina. Su «poder» viene de alianzas con la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA) una organización de la ONU y la demanda de metales para energías «limpias», pero su actividad podría causar daños irreparables en los océanos
La ISA ha sido criticada por presuntamente priorizar la explotación minera sobre la protección ambiental, lo que podría poner en riesgo ecosistemas marinos únicos.
También se ha cuestionado la relación de la ISA con la industria minera, ya que ha otorgado licencias de exploración sin una evaluación completa de los impactos ambientales.

Crisis global de los corales marinos
La emergencia climática ha afectado de manera progresiva a al fondo marino mundial y todo lo que vive en él. Desde enero, el estrés térmico por blanqueamiento ha afectado al 84% de los arrecifes del mundo. Los episodios de blanqueamiento cada vez son peores. El medio Econews señala que “el primer episodio de blanqueamiento en 1998 afectó al 21% de las zonas de arrecifes, en 2010 aumentó al 37%, en 2014-2017 aumentó al 68% y ahora la cifra es aún mayor alcanzando el 84%.
Como consecuencia de este cuarto episodio de blanqueamiento de corales, unos 82 países, territorios y economías han sufrido daños, incluidos Estados Unidos, Indonesia y Brasil. Econews asegura que los científicos calificaron este cuarto episodio de blanqueamiento global de corales como “sin precedentes”.
“Hay muchas razones para la desaparición de los arrecifes de coral; pero no nos andemos con rodeos. Los corales se están blanqueando y muriendo principalmente porque el océano se está calentando a un ritmo alarmante”. Si queremos que los arrecifes de coral sobrevivan, debemos reducir drásticamente nuestras emisiones y mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 grados centígrados”, subrayó el Embajador Peter Thomson, Enviado Especial del secretario general de las Naciones Unidas para el Océano en un artículo de ese medio.