El legado de solidaridad del Papa Francisco adquiere una relevancia especial. Hasta sus últimos días, el pontífice argentino se mantuvo en contacto diario con la única parroquia católica de Gaza, brindando apoyo moral y denunciando públicamente la «dramática e indigna crisis humanitaria» y la violencia contra la población civil, especialmente los niños.
Francisco insistió en que los niños de Gaza no son números, sino rostros e historias sagradas, y exhortó al mundo a no olvidarlos.
Como último gesto concreto antes de fallecer el 21 de abril, el papa Francisco dispuso que su papamóvil fuera transformado en una unidad móvil de asistencia médica para Gaza. El vehículo, ya en manos de Cáritas Jerusalén, es equipado con instrumental médico, vacunas, material de sutura y refrigeración para medicamentos esenciales, y será gestionado por profesionales de la salud para atender a los niños más vulnerables cuando se permita el acceso humanitario.
Se prevé que una vez restablecido el acceso humanitario, bloqueado por Israel desde hace más de 60 días -lo cual ha provocado una crisis humanitaria en Gaza-, la clínica se desplace a zonas aisladas del enclave palestino donde la atención médica ha colapsado.
Este acto simboliza el profundo compromiso humanitario de Francisco, quien no solo alzó su voz contra la guerra, sino que también buscó respuestas tangibles a la crisis.
Su papamóvil, ahora convertido en un vehículo de esperanza, representa el amor y la cercanía que mostró hacia los más indefensos, y es un mensaje al mundo de que los niños de Gaza no están olvidados.
Mientras el Vaticano concluye el periodo de luto y se prepara para el cónclave que elegirá a su sucesor, la acción póstuma de Francisco en favor de Gaza se erige como un recordatorio urgente de la necesidad de ayuda humanitaria y de acciones concretas para mitigar el sufrimiento en medio de la tragedia.
Un gesto cargado de simbolismo
En un gesto cargado de simbolismo y compasión, el legendario papamóvil que acompañó al papa Francisco en sus innumerables encuentros con fieles será convertido en un hospital móvil para los niños de la Franja de Gaza. Esta decisión fue su último deseo, una solicitud directa que dejó antes de partir de este mundo, encomendando la misión a Cáritas Jerusalén.

El objetivo es claro: llevar alivio a un enclave golpeado por la guerra, donde cerca de un millón de niños han sido desplazados en medio de la crisis. Así lo confirmó Vatican News, el portal oficial del Vaticano, destacando la magnitud de la tragedia en Gaza y la intención del pontífice de seguir protegiendo a los más vulnerables, incluso después de su fallecimiento.
El papamóvil, adaptado para este nuevo propósito, estará equipado con tecnología médica esencial: desde instrumentos de diagnóstico y kits de sutura hasta vacunas y pruebas rápidas para infecciones. Todo listo para brindar atención inmediata en cuanto las condiciones permitan el acceso humanitario.
La noticia ha conmovido al mundo y en especial a Palestina. A través de un emotivo mensaje en sus redes sociales, la Autoridad Palestina agradeció profundamente este gesto póstumo:
“Con su fallecimiento, la humanidad ha perdido a un hombre extraordinario y Palestina a un amigo leal. Fue un firme defensor de nuestros derechos y un mensajero incansable de paz y justicia”.
En el mismo comunicado, recordaron que Francisco “partió de este mundo pidiendo el fin de los crímenes de genocidio, desplazamiento y anexión contra nuestro pueblo”, en un llamado que sigue resonando.
Desde Cáritas Jerusalén, su secretario general, Anton Asfar, resumió el espíritu de esta iniciativa:
“Este vehículo representa el amor, cuidado y cercanía que Su Santidad demostró siempre hacia los más vulnerables”.
Una vez se garantice el ingreso seguro de la ayuda humanitaria a Gaza, el papamóvil —ahora transformado en un hospital sobre ruedas— comenzará a cumplir la última voluntad del papa Francisco: llevar vida, esperanza y atención a quienes más lo necesitan.