Rusia y Ucrania, acordaron este jueves el intercambio de 1.000 prisioneros de guerra por cada parte, en lo que representa el mayor canje desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022.
El acuerdo se logró durante una reunión bilateral celebrada en Estambul, Turquía, y marca la primera vez en tres años que delegaciones de ambos gobiernos sostienen negociaciones cara a cara.
La cita, organizada con mediación del gobierno turco, duró poco más de dos horas. Aunque no se firmó ningún tratado formal de alto el fuego, el gesto ha sido interpretado como un indicio de voluntad política para reducir tensiones y explorar posibles vías diplomáticas.
La reunión fue celebrada en el Palacio de Dolmabahçe de Estambul y estuvo encabezada por funcionarios de rango medio de ambos países.

Desde Ankara, el ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Hakan Fidan, declaró a medios locales: “Celebramos el compromiso de ambas partes de continuar con el diálogo. Turquía sigue disponible para facilitar cualquier paso que lleve a la paz”.
El acuerdo más concreto del encuentro fue el intercambio de 1.000 prisioneros de guerra por cada lado. Si bien no se ha hecho público el listado de los combatientes que serán liberados, fuentes oficiales ucranianas indicaron que la mayoría pertenecen a las fuerzas armadas activas y a la Guardia Nacional.
Andriy Yusov, portavoz de la inteligencia militar ucraniana, confirmó a la agencia Unian que “el intercambio será supervisado por observadores internacionales y comenzará en los próximos días, en ubicaciones previamente acordadas con la mediación turca y de la Cruz Roja”.
Por parte rusa, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, también confirmó la noticia durante su habitual rueda de prensa diaria: “Puedo confirmar que se ha alcanzado un acuerdo preliminar para el intercambio de prisioneros. Este es un paso humanitario importante y una señal de que el diálogo sigue siendo posible”.
Tensión antes y después del diálogo entre Rusia y Ucrania
A pesar del avance, la jornada no estuvo exenta de controversia. Horas antes de la reunión, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zajárova, se refirió verbalmente al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, llamándolo “un payaso fracasado”.
Coincidiendo con el inicio del diálogo, el presidente ruso Vladímir Putin destituyó al jefe de las fuerzas terrestres, Oleg Saliukov, sin dar explicaciones oficiales. Saliukov fue inmediatamente reasignado como subsecretario del Consejo de Seguridad de Rusia.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, declaró en Bruselas: “El intercambio de prisioneros es una señal positiva, pero no suficiente. Necesitamos ver una verdadera voluntad de paz desde Moscú”.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, ha acusado a los negociadores rusos de “interrumpir las negociaciones” y de negarse a un alto el fuego. “Es hora de aumentar la presión”, ha dicho Tusk.
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ofreció reunirse con Putin “tan pronto como lo podamos organizar”.
Desde el Kremlin, Dmitri Peskov valoró positivamente esta posibilidad y afirmó que “una cumbre entre ambos líderes sería extremadamente importante, pero debe estar cuidadosamente preparada”.
Pese a la retórica agresiva y la ausencia de líderes de alto nivel en la reunión de Estambul, el acuerdo alcanzado representa un pequeño pero significativo avance en un conflicto que ha dejado decenas de miles de muertos y millones de desplazados desde 2022.
El reto ahora será transformar este gesto humanitario en una plataforma sostenida de negociación, algo que aún parece lejano dadas las posturas encontradas.