Departamentos policiales cerca de la frontera entre Estados Unidos (EE.UU.) y México gastan cientos de miles de dólares en tecnología de inteligencia artificial (IA) secreta y no probada.
Esta herramienta, creada por la empresa neoyorquina Massive Blue, usa personajes virtuales generados por IA para infiltrarse en redes sociales y vigilar a manifestantes universitarios, activistas políticos y presuntos traficantes.
Los documentos internos y contratos obtenidos por por el portal 404 Media revelaron que Massive Blue vende un producto, llamado Overwatch, como un «multiplicador de fuerza para la seguridad pública». Entre sus objetivos figuran la «seguridad fronteriza», la «lucha contra la trata» y el monitoreo de protestas.
“Esta tecnología convierte a la policía en una máquina de espionaje sin control”, denunció Dave Maass, investigador de la Electronic Frontier Foundation. “No combate crímenes reales, sino que criminaliza la disidencia y viola derechos constitucionales”, subrayó.
Resultados dudosos
El condado de Pinal, en Arizona, firmó un contrato de 360.000 dólares con Massive Blue, financiado con fondos públicos contra la trata. Sin embargo, en Yuma, otro condado, cancelaron el servicio después de que una prueba de 10.000 dólares, «no cumpliera con lo prometido», admitió un portavoz policial.
La administración Trump ya usó tácticas similares para perseguir a estudiantes que habían rechazado el genocidio perpetrado por Israel en Gaza. Ahora, la vigilancia digital se expande bajo el pretexto de la «seguridad».
