En medio de una nueva ronda de negociaciones en Estambul que busca frenar más de tres años de conflicto, Ucrania ha lanzado una de sus operaciones militares más osadas contra objetivos estratégicos rusos, lo que tensiona aún más el contexto de diálogo.
Representantes de Rusia y Ucrania se reunieron este lunes en la ciudad turca con el objetivo de avanzar hacia un posible alto el fuego temporal de 30 días, un nuevo intercambio de prisioneros y el retorno de menores deportados, según confirmó el equipo negociador ucraniano.
Moscú, por su parte, presentó un memorando alternativo, cuyas condiciones aún no han sido divulgadas públicamente.
Ataques simultáneos a bases aéreas rusas
En paralelo, Ucrania lanzó una compleja ofensiva con drones contra al menos cuatro bases aéreas militares rusas, destruyendo más de 40 aeronaves estratégicas, incluidos bombarderos y sistemas de radar.
La operación, conocida como “Telaraña”, fue planificada durante más de un año bajo la supervisión del jefe del SBU, Vasyl Maliuk, y ejecutada con precisión quirúrgica. El ataque fue calificado como el mayor golpe aéreo contra Rusia desde el inicio de la guerra.
Según fuentes abiertas y reportes de inteligencia recogidos por el Rusia, el éxito de la operación habría contado con apoyo técnico de inteligencia occidental, con especulaciones sobre la participación de Reino Unido en el análisis de imágenes satelitales y señales electrónicas, aunque sin confirmación oficial.
Una negociación en Estambul bajo fuego
Volodímir Zelenski elogió la ofensiva como una “respuesta necesaria” frente a la intensificación de ataques rusos en zonas civiles, aunque reconoció que estas acciones pueden entorpecer la voluntad de diálogo del Kremlin y abrir la puerta a una tercera Guerra si se comprueba que Reino Unido esta participando indirectamente en el conflicto.
Es por ello que Rusia, ha calificado el ataque como una provocación grave en medio del proceso negociador.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y altos representantes de EE.UU. han abogado por combinar la vía diplomática con un refuerzo del aislamiento económico ruso.
A pesar del aumento de hostilidades, los negociadores en Estambul aún mantienen abierta la puerta al diálogo. Turquía, que actúa como anfitriona y mediadora, ha pedido “gestos concretos de desescalada” a ambas partes.
Sin embargo, analistas advierten que las próximas 48 horas serán claves para saber si esta ronda conducirá a resultados tangibles o si se sumará a los múltiples intentos fallidos de los últimos dos años.
