En una decisión que podría marcar un punto de inflexión en la seguridad global, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) acordó este lunes en La Haya aumentar el gasto militar de sus miembros al 5 % del PIB, un salto sin precedentes desde la Guerra Fría.
Aunque presentada como una medida de “disuasión defensiva”, el anuncio es visto por analistas como una clara consolidación del carácter beligerante de la Alianza Atlántica, alineada con los intereses estratégicos de Washington.
Con la presencia de Trump en la cumbre, EE.UU. reafirmó que no retirará sus tropas de Europa. El embajador Whitaker aseguró que EEUU “no se irá” de la OTAN.
El presidente Zelensky llegó a La Haya, instando a los miembros de la OTAN a reforzar la industria de defensa ucraniana y advirtió que podría haber ataques rusos a territorio aliado en los próximos cinco años
La propuesta de incrementar el gasto militar al 5 % del PIB para 2032, planteada por el secretario general Mark Rutte y respaldada firmemente por Estados Unidos, encuentra oposición directa en Madrid.
El 5 % no es una cifra cualquiera. Es una declaración política: estamos construyendo una OTAN en pie de guerra permanente.
La propuesta, empujada con fuerza desde Estados Unidos, fue respaldada por la mayoría de los países, con excepción de España, que expresó su rechazo alegando que el aumento “puede volverse contraproducente” y desviar recursos de otras áreas sociales.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, argumenta mediante carta oficial que “para España no solo sería irrazonable, sino contraproducente” alcanzar esa cifra elevada, ya que el país cumple actualmente con el 2,1 % del PIB y, según fuentes oficiales, un incremento forzado “dificultaría los esfuerzos actuales de la UE para fortalecer su ecosistema de seguridad y defensa”.
No es una postura aislada: otros países europeos como Italia y Bélgica también han abogado por “procesos más flexibles” en vez de una meta única.
Washington intensificó la presión. El embajador Matthew Whitaker declaró:
“Pedimos a nuestros aliados que inviertan en su defensa como si fuera en serio” y añadió que “el 5 % no es solo un número; es una necesidad para nuestra seguridad”.
OTAN y tensión estratégica
Este plan contempla un 3,5 % destinado al gasto militar convencional y un 1,5 % adicional para infraestructuras críticas, ciberseguridad y movilidad, con fecha límite 2032. España asegura que aún no se ha confirmado su apoyo a ese marco, lo que podría frenar la declaración final de La Haya.
La medida se da en medio de una creciente militarización del bloque, con ejercicios conjuntos en el Báltico, el Mar Negro y el Ártico, y mientras la OTAN redobla su implicación en el conflicto de Ucrania.
Aunque oficialmente se justifica como un acto de “disuasión frente a amenazas”, desde Moscú se interpreta como una escalada directa. Según el portavoz del Kremlin, “la OTAN está alimentando una nueva carrera armamentista que amenaza la estabilidad estratégica mundial”.
Diversas voces advierten que este salto en el gasto no se limita a defensa territorial. “La OTAN ha pasado de ser una alianza defensiva a un instrumento de proyección de poder global al servicio de EE.UU.” Precisó Edith Cuñarro, profesora de Ciencia Política de la Universidad del Zulia.
El reciente papel de la Alianza en el apoyo indirecto a Israel, el control del ciberespacio y la vigilancia del Indo-Pacífico refuerzan esta tesis.
Más allá del simbolismo, el 5 % del PIB implica duplicar o triplicar el gasto en defensa de muchos países miembros, en un momento donde sus poblaciones enfrentan crisis económicas, migratorias y sociales. El mensaje político es inequívoco: la guerra se normaliza como eje de política exterior.
Rusia, China, Irán y varios países del Sur Global ya han calificado esta decisión como “provocativa”. La ONU aún no se pronuncia formalmente, pero en los pasillos del Consejo de Seguridad se habla de “una era posdiplomática, donde los tanques pesan más que los tratados”.
La cumbre continúa este martes. Lo aprobado hasta ahora confirma que la OTAN ya no es simplemente una alianza defensiva: es una arquitectura de guerra global en expansión.
