Un manto blanco sorprendió este jueves a los científicos y técnicos del Observatorio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) al cubrir de nieve el Centro de Apoyo a Operaciones (OSF), el campamento base y otras instalaciones del radiotelescopio situadas a 2.900 m de altitud y a unos 1.700 km al norte de Santiago de Chile, en pleno desierto de Atacama, considerado el más árido del mundo.
“El desierto de Atacama amaneció ¡nevado! ¡Fenómeno que no se veía hace 10 años!”, celebró ALMA en su cuenta oficial de X, acompañando el mensaje con imágenes y videos en los que se aprecia cómo la nieve cubre vastas áreas del plateau de Chajnantor.
Aunque en 2021 hubo reportes aislados de copos en zonas muy concretas, nunca antes se había visto una nevada con cobertura tan amplia sobre el OSF y sus carpas de servicio.
El origen del inusual episodio meteorológico se atribuye a la llegada de un “núcleo frío” o vaguada en altura, que desestabilizó la atmósfera y arrastró humedad convectiva hacia la zona norte de Chile.
La Dirección Meteorológica de Chile (DMC) había emitido alerta por viento con ráfagas de 80–100 km/h y potencial de tormentas eléctricas desde Antofagasta hacia el norte.
Imágenes de Atacama


Para resguardar su infraestructura —entre ellas las 66 antenas del radiotelescopio más potente del mundo— el observatorio activó de inmediato su protocolo de seguridad conocido como “modo supervivencia”.
Este consiste en reorientar las antenas de espaldas al viento, suspender las observaciones y verificar que todas las estructuras puedan soportar la carga de nieve y los fuertes vientos.
Durante la madrugada del jueves 26 de junio, los termómetros marcaron un mínimo de –12 °C en el OSF, con una sensación térmica que descendió hasta –28 °C.

Aunque el OSF no veía nieve desde hace una década, ALMA recuerda que en el “llano de Chajnantor” las precipitaciones sólidas son más habituales, si bien nunca habían alcanzado esta magnitud ni duración.
Este tipo de nevadas forma parte del llamado “invierno altiplánico”, un fenómeno que suele desarrollarse entre diciembre y marzo, pero no en junio, en altitudes superiores a 3.000 m en el Altiplano sudamericano, cuando la humedad convectiva puede generar tormentas y precipitaciones aisladas.
Tras el paso de la nevada, el equipo de ALMA monitoriza la retirada de la nieve y el restablecimiento seguro de las operaciones.
Los datos atmosféricos y geográficos recopilados durante el episodio serán analizados para mejorar los protocolos de respuesta ante futuras precipitaciones invernales y reforzar la resiliencia de las instalaciones.
