Los Acuerdos de Abraham, firmados en 2020 con el impulso de Estados Unidos, supusieron una ruptura histórica en la política del mundo árabe: Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Marruecos y Sudán normalizaron relaciones diplomáticas con Israel, dejando en segundo plano el conflicto palestino. Hoy, en medio de una nuevo genocidio israelí, el futuro de estos acuerdos penden de un hilo.
El conflicto en Gaza y los recientes ataques israelíes no provocados contra objetivos iraníes reactivaron el rechazo público árabe, y paralizó nuevas normalizaciones poniendo a los países firmantes en una posición incómoda frente a su propia opinión pública.
“Esta victoria presenta una oportunidad para una expansión dramática de los acuerdos de paz… No podemos perder ni un solo día”, declaró esta semana el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, refiriéndose al resultado de los recientes bombardeos israelíes contra Irán y la Franja de Gaza.
A pesar del optimismo de Netanyahu, el entusiasmo de sus aliados árabes parece cada vez más tibio. Arabia Saudita, que se perfilaba como el siguiente firmante de los acuerdos, congeló el diálogo con Israel desde que inició la ofensiva en Gaza en octubre de 2023.

Un funcionario saudí consultado bajo anonimato advirtió en mayo que “no habrá normalización sin un alto el fuego total y avances claros hacia un Estado palestino”. Esta posición ha sido respaldada por protestas populares en diversas ciudades árabes y por un creciente sentimiento de traición entre los sectores que apoyan la causa palestina.
Por su parte, el enviado especial del presidente Donald Trump, Steve Witkoff, expresó esta semana desde Dubái que “trabajaremos estrechamente con Israel y nuestros aliados para asegurar que Gaza no vuelva a ser un refugio del terrorismo, pero también aprovecharemos el impulso del cese al fuego para ampliar los Acuerdos de Abraham”.
Sin embargo, esa ampliación parece lejana. Según un informe de la Unión Europea publicado el 20 de junio, Israel podría estar violando acuerdos internacionales al obstaculizar el acceso humanitario a Gaza, lo que ha generado nuevas fricciones con Bruselas.
¿Qué significan los Acuerdos de Abraham hoy?

Cuando fueron firmados en 2020, los Acuerdos de Abraham representaron una alianza regional contra Irán y una apuesta por la cooperación económica y tecnológica con Israel, dejando en un segundo plano la causa palestina.
A cambio, los países árabes obtuvieron beneficios estratégicos: acuerdos de armas, inversiones y el respaldo de Washington en disputas locales (como la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental).
Pero en 2025, el panorama ha cambiado. La negativa de Israel a discutir un Estado palestino, los bombardeos indiscriminados sobre Gaza y su creciente aislamiento internacional han puesto a los líderes árabes en una posición delicada. Muchos analistas coinciden en que el principal riesgo para la continuidad de los Acuerdos no proviene de Teherán, sino de la propia actitud israelí.
Un equilibrio frágil

Mientras Estados Unidos insiste en ampliar el proceso de normalización, la base popular árabe cada vez ve con peores ojos cualquier acercamiento con Israel que no contemple una solución justa para Palestina. Las protestas en Rabat, Manama y Jartum se intensifican. Arabia Saudita, actor clave en la región, mantiene su negativa.
En este contexto, los Acuerdos de Abraham no han sido oficialmente derogados, pero se encuentran estancados. Más que acuerdos de paz, parecen ser tratados en pausa, firmados en tiempos distintos y puestos a prueba por la violencia.