Imágenes recientes de Tel Aviv y sus alrededores muestran la magnitud de la destrucción tras doce días de intensos ataques cruzados entre Irán e Israel, en el episodio más grave de hostilidades directas entre ambos países en décadas. El conflicto, desencadenado el 13 de junio por un ataque israelí contra instalaciones iraníes, ha dejado al menos 439 muertos en Irán y 28 en Israel, según fuentes oficiales y medios internacionales.
El gobierno israelí justificó su ofensiva afirmando que buscaba “eliminar cualquier posibilidad de que Teherán desarrolle armas nucleares”, mientras que Irán, que niega perseguir un arsenal atómico, respondió con una oleada de misiles balísticos dirigidos a objetivos estratégicos en el centro y norte de Israel, incluyendo Tel Aviv y Petah Tikva.
En Irán, los bombardeos israelíes causaron un saldo letal, incluyendo la muerte de altos mandos militares, según reportes de la televisión estatal iraní. Irán se mantiene en alerta, mientras la comunidad internacional advierte sobre el riesgo de una escalada regional.
El intercambio de misiles, que ha puesto en evidencia la vulnerabilidad de la población civil y la limitada capacidad de las defensas antiaéreas, marca un punto de inflexión en el conflicto de Medio Oriente y reaviva el debate global sobre la proliferación nuclear y la seguridad colectiva.