Después de 18 meses prófugo, Adolfo Macías Villamar, alias “Fito”, fue capturado por fuerzas de seguridad ecuatorianas en una operación de alto nivel ejecutada en la provincia de Manabí. Su detención representa uno de los mayores golpes al crimen organizado en la historia reciente del país.
Fito, líder del grupo criminal Los Choneros, considerado una organización terrorista por el Estado ecuatoriano, había escapado de la cárcel regional de Guayaquil en enero de 2024. Desde entonces, se convirtió en el rostro más visible del narcotráfico en Ecuador y uno de los principales objetivos de seguridad nacional.
Cuando las máquinas comenzaron a demoler el área cercana al escondite, Fito entró en pánico, abrió la escotilla secreta del búnker y se entregó. No hubo intercambio de disparos ni bajas.
“Fue una operación 100 % ecuatoriana, sin intervención extranjera”, subrayó el ministro del Interior, John Reimberg, destacando la precisión táctica del operativo.
El rostro del crimen organizado: ¿Quién es “Fito”?
Adolfo Macías Villamar es considerado una figura central del narcotráfico transnacional en la región andina. Bajo su liderazgo, Los Choneros establecieron rutas de envío de cocaína desde Ecuador hacia Estados Unidos y Europa, y enfrentaron a otras organizaciones criminales como Los Lobos y el Cartel Nueva Generación.
El grupo ha sido acusado de operar desde las cárceles, controlar sectores urbanos mediante sicariato y extorsión, y estar vinculado a una espiral de violencia sin precedentes en ciudades como Guayaquil, Esmeraldas y Manta.
Durante su captura, Fito fue obligado a decir su nombre completo mientras era apuntado por militares. “No soy como me pintan”, declaró al ministro de Defensa, Gian Carlo Loffredo.
Estados Unidos busca su extradición
El presidente Daniel Noboa, quien seguía la operación desde el extranjero, confirmó que su Gobierno está en conversaciones con autoridades estadounidenses para extraditar a Fito. El Departamento de Justicia del país norteamericano lo acusa de delitos relacionados con tráfico internacional de drogas y armas.
“La importancia de una extradición inmediata responde tanto a exigencias judiciales como al alto impacto mediático del caso”, señaló Reimberg.
La captura de Fito marca un punto de inflexión en la lucha contra el narcotráfico en Ecuador, un país que en los últimos años ha experimentado una transformación geopolítica: de zona de tránsito a territorio estratégico para el crimen organizado.