En un vasto humedal subtropical, en una zona remota del Parque Nacional de los Everglades, a unos 60 km de Miami, donde los caimanes, cocodrilos y pitones abundan, se eleva el nuevo símbolo del Gobierno de Donald Trump contra la inmigración irregular: la prisión de «Aligator Alcatraz» o «Alcatraz Caimán». El cual fue construido en solo una semana, destaca la administración de Estados Unidos.
Es una nueva muestra de la ofensiva contra la inmigración, del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien este 1 de julio abre las puertas el denominado ‘Alligator Alcatraz’. Un centro de reclusión que ha sido «edificado» en una lejana pista de aterrizaje con tiendas de campaña y remolques que normalmente son utilizados después de un desastre natural.
Para promover la apertura del centro, funcionarios estadounidenses publicaron en redes sociales imágenes de caimanes con gorras del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), mientras el Partido Republicano de Florida vende ropa y fundas para latas de cerveza con temática de caimanes.

El mandatario se mofó de su nueva medida al señalar que los reclusos deberán aprender a “huir de un caimán si escapan de prisión”, mientras algunos demócratas lo califican como «una maniobra política despiadada».
«Solo hay un camino para entrar y la única salida es un vuelo de ida. Es un lugar aislado y rodeado de fauna peligrosa y un terreno implacable (…) Esta es una forma eficiente y económica de ayudar a llevar a cabo la mayor campaña de deportaciones masivas en la historia de Estados Unidos», declaró la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en una rueda de prensa el lunes 30 de junio, un día antes de la inauguración que encabeza el mandatario estadounidense.