Este miércoles, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se reunió con los presidentes de cinco países del África Occidental: Liberia, Gabón, Guinea Bissau, Mauritania y Senegal.
El encuentro causo impresión en la prensa local, ya que estas cinco naciones no son parte del grupo de las grandes economías africanas, como Sudáfrica, Nigeria, Egipto o Etiopía.
La Casa Blanca a través de su plan DOGE, venía de reducir el gasto público y demostró una política exterior de presión con el continente africano, como se apreció en los primeros meses en la administración de Trump, al recortarse las ayudas económica en el continente africano tras el cierre formal de la USAID.
Sin embargo, con esta nueva actitud diplomática de Trump a través de almuerzos selectos se ha notado la idea de mejorar los lazos multilateral, en el África Occidental.

El primero a quien Trump le concedió el derecho de palabra en la reunión, fue el presidente de Mauritania, Mohamed Ould Ghazouani, quien durante su intervención elogió a Trump, al decir: «Me gustaría hacerle saber que estamos encantados de ver el compromiso de Trump con nuestro continente». Sin embargo, el presidente estadounidense al notar que se extendió en su discurso indicó que el resto debería ser breve al anunciar, “Quizá vamos a tener que ir un poco más rápido. Si pudieran añadir su nombre y su país sería fantástico”.
Luego tomó la palabra, el presidente de Guinea Bissau, Umaro Sissoco Embaló, quien mostró interés en reforzar el comercio con Trump y de apoyar la idea de que se le dé a Trump el Nobel de la Paz.
También intervino el presidente de Gabón, Brice Clotaire Oligui Nguema, quien no dudó en hablar de sus riquezas naturales tras criticar un acuerdo de explotación de manganeso con la Unión Europea. De este modo invitó a Donald Trump a invertir en su país: “Es bienvenido a venir e invertir. Si no, otros países pueden venir en lugar de ustedes”.
En la mesa, el presidente de Liberia, Joseph Boakai, hizo una breve presentación agradeciendo a Trump por su invitación. Entonces, el mandatario estadounidense expresó «Vaya, qué buen inglés. Es hermoso. ¿Dónde aprendió a hablarlo tan bonito?». Al parecer Trump ignoraba que el idioma oficial del país africano era el inglés.
Pero peor aún, cuando Boakai le respondió a Trump, que el idioma lo había aprendió en Liberia, el mandatario estadounidense pareció sorprendido, no pudo disimular que también ignoraba la historia de su propio país, al no saber que Liberia había sido una excolonia de los Estados Unidos, con un pasado oscuro por el sufrimiento ocasionado por los esclavistas que llevaron esclavos liberados y a sus descendientes a esa región ubicada en la costa atlántica de África Occidental durante el siglo XIX.
Al mismo tiempo, el presidente de Senegal, Bassirou Diomaye Faye, no se quedó atrás y sugirió en la reunión, que su país ofrecía oportunidades de inversión en turismo, le dijo al mandatario estadounidense que visitara un campo de golf en su país, que está a tan solo seis horas de vuelo desde Nueva York.
Al terminar la reunión un periodista le preguntó al presidente estadounidense si visitará el continente africano, pero Trump dijo: «En algún momento, me gustaría ir a África«. Pero «tendría que ver cómo queda la agenda». Con esta respuesta no aseguró su visita.

Lo que si quedo claro es que los líderes africanos expresaron sus esperanzas de desarrollo económico entre sus naciones y Estados Unidos, al ofrecer sus recursos energéticos a la Casa Blanca y de paso, hacer frente a la presencia de Rusia y China y muchos de los países africanos.
No podemos olvidar que, Liberia, cuenta con importantes reservas de manganeso y oro; Gabón, con petróleo, manganeso, uranio y tierras raras; Guinea Bissau posee yacimientos de fosfatos, bauxita, petróleo, gas y oro; Mauritania posee mineral de hierro, oro, cobre, petróleo. Por su parte, Senegal es rica en oro, fosfatos, tierras raras y además posee yacimientos de petróleo y gas.