La región sur de Siria atraviesa uno de sus momentos más críticos desde el inicio del conflicto armado. En medio de enfrentamientos entre comunidades locales, resurge la amenaza yihadista, mientras aviones de combate israelíes sin autorización del Consejo de Seguridad, ni de Damasco bombardearon territorio sirio con el argumento de “proteger minorías”.4
Israel ha lanzado ataques aéreos sobre tanques y vehículos del ejército sirio en la ciudad de Sweida, una acción calificada por analistas regionales como una violación directa de la soberanía siria. Los ataques, según fuentes locales, ocurrieron luego de que las fuerzas sirias ingresaran para contener enfrentamientos entre milicias drusas y beduinas.
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La narrativa israelí, basada en “proteger a la comunidad drusa”, ha sido ampliamente cuestionada por sectores críticos que señalan un patrón de intervención sistemática para mantener Siria débil y fragmentada. Líderes locales drusos han negado haber solicitado ayuda extranjera, mientras otros lo hicieron bajo presión de los combates.
Siria bajo fuego interno y externo
Más de 90 personas han muerto en tres días debido a la violencia interna desatada en Sweida. El conflicto entre comunidades drusas y clanes beduinos escaló rápidamente, y el gobierno transitorio sirio desplegó fuerzas para restablecer el orden. Sin embargo, los movimientos del ejército sirio fueron interrumpidos por los ataques israelíes, que destruyeron blindados y bloquearon rutas clave, según información de agencias.
Organismos de derechos humanos han denunciado que la población civil quedó atrapada entre milicias locales, intervenciones externas y bombardeos sin previo aviso. Familias han sido desplazadas, y se reportan cortes de electricidad, agua y servicios médicos.

Mientras la atención se centra en el sur, células yihadistas vinculadas al antiguo Frente Al‑Nusra y otras facciones han comenzado a reagruparse. Fuentes de inteligencia independientes afirman que estos grupos operan con impunidad en zonas desmilitarizadas, algunas bajo vigilancia israelí, lo que ha levantado sospechas de tolerancia o incluso coordinación táctica encubierta.
El gobierno sirio denunció ante la ONU los ataques israelíes como actos de agresión armada y exigió el fin inmediato de la ocupación en los Altos del Golán.
Por su parte, el nuevo gabinete de transición reafirmó su compromiso de proteger a todas las comunidades sin intervención extranjera.
Diversos movimientos de resistencia en Siria han llamado a organizar una defensa popular unificada, tanto contra los remanentes yihadistas como contra lo que consideran injerencia colonial y desestabilizadora de Israel y sus aliados.
Desde la caída de Bashar al‑Assad y la instalación del gobierno interino de Ahmed al‑Sharaa, Siria vive una fase de profunda reconfiguración política. Sin embargo, el país sigue bajo asedio militar, económico y diplomático. Mientras sectores esperan reconstrucción y diálogo, otros enfrentan la cruda realidad de ataques selectivos, sanciones y una arquitectura de ocupación prolongada.