El martes 15 de julio, el Departamento de Seguridad Interior de los Estados Unidos, efectuó un vuelo de deportación a un tercer país, ubicado el sur del continente africano llamado Esuatini, también conocido como Suazilandia, donde fueron acogidos 5 migrantes reclusos desde suelo estadounidense.
Según, la secretaria adjunta de Seguridad Nacional, Tricia McLaughlin, los 5 hombres deportados hasta el país africano, son ciudadanos de Vietnam, Jamaica, Cuba, Yemen y Laos.
Además, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS), informó que el envió de los 5 migrantes es parte de la expansión del programa de deportación a terceros países de la administración Trump. Al mismo tiempo el DHS, señaló que los deportados eran “extranjeros ilegales delincuentes y habían sido condenados por delitos que iban desde asesinato hasta violación”.
El portavoz de Esuatini, Thabile Mdluli, anunció en un comunicado que «Los cinco reclusos están actualmente alojados en nuestras instalaciones penitenciarias, en unidades aisladas, donde se encuentran otros delincuentes similares”, en la misma locución el portavoz destacó que “La nación tiene la seguridad de que estos reclusos no suponen ninguna amenaza para el país”.
Según la Monarquía Absoluta de Esuatini, el acuerdo con Estados Unidos fue producto de “meses de intensas negociaciones de alto nivel entre los gobiernos de EEUU y Esuatini”.
En este contexto, de migrantes deportados desde los Estados Unidos hasta una nación de África, algunos analistas internacionales, han apuntado que varios países africanos podrían estar dispuestos a colaborar con esta política de deportación de la administración de Donald Trump a cambio de beneficios económicos, como reducción de aranceles, inversiones extranjeras y flexibilización de visas.
A principios de mes, el gobierno estadounidense envió a ocho migrantes en situación irregular a Sudán del Sur, entre ellos estaban dos cubanos, José Manuel Rodríguez Quiñones y Enrique Arias Hierro, así como un mexicano, Jesús Muñoz Gutiérrez. Esta deportación fue cuestionada por ONG defensoras de derecho humanos ya que Sudán del Sur, es uno de los países más pobres del mundo y está sumido en un conflicto bélico que no ha finalizado.
No obstante, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump siguen en negociaciones con varios países africanos para que acojan a deportados. Ruanda ha confirmado que ha mantenido conversaciones con Washington, mientras que recientemente Liberia, Gabón, Mauritania, Guinea Bisáu y Senegal, también le ofrecieron recibir deportados.
Sin embargo, algunas naciones africanas se han resistido a recibir deportados desde los Estados Unidos, una de ellas fue Nigeria, quien declaró públicamente en una de las reuniones de los BRICS, que rechaza enérgicamente la presión impuesta desde Washington para aceptar deportados que sean ciudadanos de otros países.

¿Es Esuatini un país seguro?
Esuatini, es la última monarquía absoluta de África y del Mundo, vecina de Sudáfrica y con una población de 1.2 millones, además, está gobernada desde 1986 por el monarca Mswati III, acusado de fomentar constantemente violaciones de los derechos humanos, para poder mantenerse en el poder.
Los partidos políticos están prohibidos, y las denuncias de represión violenta contra opositores son frecuentes. En 2021, protestas contra la Monarquia fueron brutalmente reprimidas, dejando decenas de muertos.

Mswati III, de 57 años, ha sido criticado por tener un estilo de vida lujoso en uno de los países más pobres del mundo, según el Banco Mundial, la mitad de su población vive con menos de 4$ diario.
Además, sus habitantes carecen de una salud publica digna, ya que, según la agencia de las Naciones Unidas para el SIDA, este país africano, tiene la mayor taza de contagiados adultos en el mundo, con un estimado del 26% con VIH positivo.