El pueblo nicaragüense celebra las transformaciones sociales alcanzadas desde el 19 de julio de 1979 y reflexiona sobre el legado de la lucha revolucionaria contra la dictadura somocista.
Este 19 de julio, Nicaragua conmemora el 46 aniversario de la histórica Revolución Popular Sandinista, acontecimiento que marcó un antes y un después en la vida política, social y económica del país centroamericano, cuando el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) logró derrocar con el respaldo popular a la dinastía dictatorial de la familia Somoza, que había mantenido el poder absoluto desde 1937.

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Una revolución forjada en la lucha contra la dictadura
La Revolución Sandinista fue el resultado de años de resistencia y organización popular frente a décadas de autoritarismo, represión y extrema concentración económica bajo el régimen somocista en Nicaragua. La familia Somoza, instaurada en el poder desde 1937 con el apoyo de Estados Unidos, mantuvo un control férreo de las instituciones estatales y los recursos nacionales, lo que derivó en una creciente desigualdad y pobreza, así como una sistemática represión a la disidencia y a toda opción de cambio.
Durante la década de los años setenta, el Frente Sandinista de Liberación Nacional, integrado por jóvenes, campesinos, obreros y estudiantes, intensificó su lucha armada y política en diversas regiones del país. El descontento social y la presión internacional, motivada entre otros motivos por la masacre del terremoto de 1972 y el enriquecimiento escandaloso de la élite somocista, fueron el caldo de cultivo para que la insurrección popular cobrara fuerza.
Finalmente, en julio de 1979, tras una ola de movilizaciones y combates en distintas ciudades, los guerrilleros sandinistas entraron triunfantes a Managua, capital de Nicaragua, sellando así el fin de la dictadura. El 19 de julio de ese año, miles de nicaragüenses celebraron en las calles, dando inicio a un proceso inédito de transformación social y política.
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Inicio de una nueva etapa
Con la caída del régimen somocista, el FSLN instauró un Gobierno de Reconstrucción Nacional, presidido por Daniel Ortega. Bajo su liderazgo, se impulsaron profundas reformas dirigidas a democratizar la sociedad e impulsar una modernización de la estructura económica y social del país.

Entre los logros iniciales de la Revolución Sandinista se destacan la alfabetización a escala nacional —que llevó a Nicaragua de ser uno de los países con mayor analfabetismo de la región a situarse como referente internacional—, la reforma agraria que benefició a miles de campesinos con tierras productivas, campañas de salud, y la ampliación de los derechos de la mujer y los sectores vulnerables. La revolución también priorizó la soberanía nacional y la integración de Nicaragua como actor relevante entre los movimientos progresistas y revolucionarios de Latinoamérica.
No obstante, el proceso no estuvo exento de retos. Las presiones nacionales e internacionales, el embargo económico impuesto por Estados Unidos y la guerra de la “Contra”, financiada desde el exterior, pusieron a prueba la capacidad de resistencia y cohesión social del gobierno sandinista y del pueblo nicaragüense.
Nuevo ciclo político
Un hecho profundamente relevante en la historia contemporánea de Nicaragua fue que, en 1990, el gobierno sandinista decidió someterse a elecciones generales libres, a pesar de las condiciones adversas y el contexto de conflicto armado. El FSLN aceptó los resultados y entregó el poder de forma pacífica, marcando un hito en la transición democrática de América Latina.
A partir del año 2007, con la reelección de Daniel Ortega, se inició un nuevo ciclo donde el sandinismo volvió a nutrirse de la confianza popular, desplegando políticas orientadas al desarrollo con justicia social, inversión en infraestructura, salud y educación, y fortalecimiento de la identidad nacional.
Conmemoración y reflexión en 2025
Hoy, a 46 años del triunfo de la revolución, el pueblo nicaragüense recuerda con orgullo y también con mirada crítica a aquellos que protagonizaron la gesta insurreccional. En todo el país se realizan actos oficiales, actos culturales y espacios de reflexión que convocan a jóvenes y veteranos, a pensar en el sentido y los desafíos de mantener viva la memoria histórica.
El actual presidente y líder sandinista, Daniel Ortega, reelecto por la voluntad popular, encabeza las celebraciones junto a la militancia del FSLN, la juventud sandinista y movimientos sociales, reivindicando los avances alcanzados y el propósito de fortalecer la soberanía y la justicia social en el siglo XXI.
Mientras tanto, organizaciones internacionales y observadores invitan a mantener el diálogo democrático, el respeto a los derechos humanos y la construcción de una Nicaragua próspera e inclusiva, capaz de contribuir a la paz y la integración regional.
Nicaragua, tierra de lagos y volcanes, celebra hoy el espíritu de lucha y esperanza que, hace 46 años, derrotó a la última dictadura y abrió el camino hacia un futuro con justicia y dignidad para todos sus hijos.
