El presidente Irfaan Ali señaló recientemente que Guyana está en camino de convertirse en el hogar de dos de las minas de oro más grandes de América del Sur para 2027.
Desde que Irfaan Ali asumió la presidencia en agosto de 2020, bajo la sombra de 19 cargos por fraude, sus opositores no han dejado de denunciar la corrupción y la rapiña en su gestión presidencial.
La incapacidad y la corrupción de Ali generan el señalamiento de los ciudadanos del país que lo acusan de no canalizar los ingresos petroleros hacia políticas de desarrollo sostenible e inclusivo.
Por lo tanto, aunque Guyana nade en oro en 2027, los residentes guyaneses saben que ni un centavo del erario nacional será aplicado al desarrollo social en la nación.
Este 20 de julio de 2025, un medio de comunicación local informó que cinco compañías mineras canadienses controlan colectivamente aproximadamente 15,5 millones de onzas de oro en diversas etapas de desarrollo. Los proyectos, que abarcan las regiones mineras de Guyana, están en fase de exploración, estudios de viabilidad y permisos.
Muchas de las transnacionales, según Kaieteur News, se han jactado de las políticas favorables a la minería de Guyana y confían en que los proyectos impulsarán un crecimiento sustancial para sus empresas.
Como ejemplo, el caso de empresas como ExxonMobil que registran ingresos globales astronómicos —equivalentes a 28 veces el PIB guyanés—, mientras millones de ciudadanos no perciben mejoras reales en su calidad de vida.
En 2022, 43% de la población seguía viviendo con menos de 5,50 dólares diarios, según datos del Ecosoc (Consejo Económico y Social de la ONU).