El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó un ultimátum a Apple Inc., advirtiendo que impondrá un arancel del 25 % a los iPhones que se vendan en el país si no son producidos dentro del territorio nacional.
La medida, que podría costarle a Apple hasta 22 mil millones de dólares anuales en tarifas, busca presionar a la compañía para que relocalice su producción, actualmente concentrada en Asia.
Apple rechazó la imposición, argumentando que su cadena de suministro depende de una red de más de 180 países y miles de proveedores. Expertos estiman que trasladar solo el 10 % de su producción a EE. UU. podría costar hasta 30 mil millones de dólares y triplicar el precio de un iPhone, que pasaría de 1.000 a más de 3.500 dólares.
A pesar del rechazo, la empresa anunció una inversión de 500 mil millones de dólares en suelo estadounidense durante los próximos cuatro años, enfocada en centros de datos, innovación y empleo.
El mercado reaccionó con incertidumbre: desde el anuncio del ultimátum, Apple ha perdido cerca de 600 mil millones de dólares en valor bursátil. Aunque Wall Street no prevé un cumplimiento inmediato de la amenaza, la tensión abre un nuevo capítulo en la guerra comercial y tecnológica que marcará el segundo mandato de Trump.