Gobiernos y líderes de América Latina condenaron de manera enérgica el anuncio de Estados Unidos de aumentar a 50 millones de dólares la recompensa por la captura del presidente venezolano Nicolás Maduro, calificándolo como un acto ilegal y de agresión política.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, denunció la medida como un “anuncio fraudulento” y acusó a Washington de actuar como “juez global” para justificar su política hostil contra Venezuela. El canciller cubano Bruno Rodríguez calificó la medida como “un nuevo acto de agresión” y la “recompensa fraudulenta contra el presidente legítimo de Venezuela”.
Desde México, la mandataria Claudia Sheinbaum exigió pruebas, afirmando que no existe en su país ninguna investigación que vincule a Nicolás Maduro con el narcotráfico.
El expresidente boliviano Evo Morales acusó a Estados Unidos de buscar adueñarse de los recursos naturales venezolanos y reafirmó su respaldo al gobierno de Caracas.
Desde Nicaragua, Daniel Ortega y Rosario Murillo enviaron un mensaje de respaldo a Maduro, asegurando que “ningún imperio nos doblega” y ratificando su defensa de la soberanía latinoamericana.
El canciller venezolano, Yván Gil, tachó la recompensa de “burda operación de propaganda política” y “la cortina de humo más ridícula” emanada de Washington, recordando que la dignidad de la patria “no está en venta”.