Bolivia se prepara para una segunda vuelta electoral el próximo 19 de octubre, tras confirmarse que Rodrigo Paz Pereira y Jorge ‘Tuto’ Quiroga serán los dos candidatos que medirán sus fuerzas en el balotaje, de acuerdo con los resultados preliminares divulgados por el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Con cerca de 1,6 millones de votos (32 %), Paz Pereira encabeza los conteos de forma sorpresiva, dejando en segundo lugar a Quiroga, quien suma más de 1,3 millones de sufragios (26 %), con un 90 % de las actas escrutadas.
La normativa electoral boliviana establece que solo se evita el balotaje con más del 50 % de los votos o al menos un 40 % con diez puntos de ventaja, condiciones que no se cumplieron en esta ocasión.
Ambos candidatos parecen tener en la mira al Poder Judicial, prometiendo profundos cambios en ese Poder Plurinacional lo que desde ya advierte momentos tormentosos. Aunque, no se han registrado declaraciones oficiales directas del Poder Judicial en respuesta a las críticas de Paz y Quiroga, quienes apuntan a reformar profundamente el sistema de justicia y cuestionan los mecanismos actuales de elección de magistrados.
El ascenso inesperado de Rodrigo Paz

Hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, Rodrigo Paz Pereira es economista con una maestría en Gestión Política en la American University de EE.UU. Su carrera política incluye haber sido diputado en 2002 y alcalde de Tarija en 2015.
Actualmente compite por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), con propuestas que van desde un salario universal para mujeres hasta una reforma profunda de la justicia.
En declaraciones a Radio Panamericana, planteó un “nuevo acuerdo nacional de convivencia” basado en un plan 50-50, que reparte recursos entre el Estado central y las regiones. Además, impulsa un modelo de “capitalismo para todos”, con créditos baratos y reducción de impuestos, y aseguró que busca “cerrar la aduana corrupta” para fomentar la industria boliviana.
Su tercera gran apuesta es una “lucha frontal para reformar la justicia”, con una comisión nacional integrada por “los mejores hombres y mujeres”.
La «experiencia» de ‘Tuto’ Quiroga

Con 65 años, Jorge Quiroga llega a esta segunda vuelta respaldado por la Alianza Libre. Ingeniero y administrador formado en EE.UU., ya ejerció la Presidencia de forma interina entre 2001 y 2002 tras la renuncia de Hugo Banzer por motivos de salud.
Quiroga propone un plan de gobierno basado en “siete pilares”, que incluyen salvar la economía, reactivar la producción y fortalecer la democracia y la justicia. En su primer mensaje tras los resultados preliminares aseguró: “Ganó la democracia”.
El candidato apuesta por un acuerdo con el FMI que permita obtener entre 2.000 y 4.000 millones de dólares, y sostiene que Bolivia debe seguir “el ejemplo de Chile y Perú” para abrirse a grandes mercados como China, India, EE.UU. y la Unión Europea.
En el ámbito institucional, busca “desmantelar el sistema de elección de los altos cargos del Órgano Judicial” para garantizar transparencia.
En política exterior, promete una “nueva inserción internacional”, asegurando que el país debe volver “al camino de la democracia, de la independencia de poderes, de la seguridad jurídica, y que por tanto se convierte en un país atractivo para inversiones, seguro para el turismo y confiable para los préstamos”.
Un país que vota por la crisis económica inducida

El analista Fernando Chuquimia, advirtió que Bolivia atraviesa una situación crítica debido a la escasez de dólares y la existencia de un mercado paralelo que ha devaluado la moneda nacional. Según afirmó:
“Si los candidatos dijesen cuál va a ser el verdadero impacto y la afectación y a quienes llegaría justamente este impacto, ten por seguro que ningún boliviano votaría por los candidatos”. Precisó.
Con un escenario político polarizado y una economía debilitada, los bolivianos decidirán en octubre si el país da un giro con la propuesta emergente de Paz Pereira o si opta por la experiencia y las alianzas internacionales de Quiroga ambas propuesta de derecha que traerán aparejadas las conocidas alianzas en el continente con el FMI y la tensión con el progresismo en la región.