El economista y presidente de la encuestadora Datanalisis, Luis Vicente León, publicó en su cuenta X un análisis enfocado en la actualidad geopolítica entre Estados Unidos y Venezuela, desmintiendo la posibilidad de una invasión militar como medio para deponer al gobierno de Nicolás Maduro.
“En geopolítica no es posible desechar ningún escenario, pero el análisis serio se centra en aquellos que son más probables”.
Afirmó León.
En ese sentido, consideró que la narrativa sobre un posible ataque militar estadounidense es “extremadamente improbable” y se alimenta más de la desinformación y deseos internos que de la realidad política o estratégica. Resaltó además que el presidente Donald Trump dejó claro en varias ocasiones que Estados Unidos no busca cambiar gobiernos por la fuerza.
Sin embargo, el experto puso el foco en lo que define como la verdadera amenaza: la creciente presencia naval estadounidense en el Caribe, que no está relacionada con el combate al narcotráfico —contrariamente a la creencia popular— ni con una intención invasora directa, sino con una estrategia geoeconómica. Esta nueva “máxima presión” estadounidense busca complicar la exportación de petróleo venezolano a mercados asiáticos, elevar los costos logísticos, reducir los ingresos del Estado y generar tensión económica.
Sobre la eficacia de esta presión, León explicó que, en términos económicos, sí genera impacto al inducir devaluación, inflación y desconfianza, aunque el gobierno venezolano estaría mejor preparado que en 2019 para atenuar el daño gracias a aprendizajes en la producción y comercialización petrolera. En cuanto a medidas directas como la detención de buques, consideró que es improbable que Washington logre impedir el flujo de crudo, pero sí encarece el proceso, forzando rutas alternas.
El economista también señaló que un bloqueo impulsaría un mayor alineamiento venezolano con China, país que ha recuperado más del 80% de la deuda venezolana, mientras los acreedores estadounidenses permanecen marginados. En el terreno político, coincidió con que una ruptura en el sector militar que aliente un cambio en el poder es prácticamente imposible, por ser éste corporativista y dispuesto a proteger a Maduro.
Finalmente, alertó que la reactivación de la estrategia de máxima presión no busca un cambio político inmediato, sino aumentar los costos sociales y económicos, profundizar la opacidad en el sector energético y radicalizar la política, mientras amplifica la brecha entre la oposición institucional y la población, atrapada en la desesperanza y en propuestas que no ofrecen soluciones reales.
Concluyó con una reflexión histórica: “Los pueblos suelen hacer lo correcto, solo después de haber agotado todas las demás posibilidades”, subrayando la urgencia de un diálogo informado.