Donald Trump, anunciará este viernes, mediante una orden ejecutiva, que el actual Departamento de Defensa pasará a llamarse también “Departamento de Guerra”.
La medida, que ha generado debate tanto en Washington como en el ámbito internacional, busca imprimir un giro simbólico y estratégico en la manera en que el país proyecta su poder militar.
De acuerdo con medios estadounidenses, el cambio no eliminará el nombre oficial de Departamento de Defensa, pero añadirá el de Departamento de Guerra como designación secundaria.
Un funcionario de la Casa Blanca confirmó que la decisión también conllevará ajustes en los cargos: el actual titular, Pete Hegseth, pasará a ser identificado como “secretario de Guerra”.
Para Trump “Las palabras y los nombres importan”

El propio Hegseth respaldó la medida, señalando que durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, cuando el organismo tenía ese nombre, Estados Unidos alcanzó victorias cruciales. “Las palabras y los nombres importan”, declaró, destacando que un término más directo y agresivo puede contribuir a moldear la cultura militar que Trump busca instaurar.
El cambio no es meramente estético. Según analistas citados por Fox News, refleja un viraje hacia una política de seguridad nacional con un perfil más ofensivo, en contraste con la noción de defensa pasiva que se asocia al término actual.
El propio Trump habría insistido en que la denominación “Departamento de Defensa” transmite una imagen de contención, mientras que “Departamento de Guerra” expresa con claridad la disposición de Washington a utilizar su poder militar en un mundo convulso.
Un gesto cargado de simbolismo político

Este movimiento coincide con el tono que el mandatario ha venido empleando en materia de política exterior, donde ha reivindicado la necesidad de “proyectar fuerza” frente a potencias como China, Rusia e Irán.
La semana pasada, al comentar un desfile militar en Beijín, Trump aseguró que Estados Unidos debía mostrar “una grandeza militar aún mayor”, en una clara alusión a que el país no solo debe prepararse para defenderse, sino también para imponerse en el escenario internacional.
Obstáculos legales y reacciones pendientes

Aún no está claro si el Congreso, que tiene la potestad constitucional de crear y modificar departamentos ejecutivos, tendrá que intervenir para dar su visto bueno. De ser así, el cambio podría enfrentar resistencia entre legisladores demócratas que critican la iniciativa como un intento de “normalizar la guerra” en la política estadounidense.
Para los aliados de Trump, en cambio, la medida recupera un espíritu histórico. Recuerdan que el “Departamento de Guerra” fue la denominación oficial desde 1789 hasta 1947, cuando, tras la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la Guerra Fría, se reemplazó por “Departamento de Defensa” para dar una imagen de seguridad global más estable y menos agresiva.
Al reinstaurar ese nombre, Trump busca rescatar una narrativa de poder que, en su visión, conecta directamente con las etapas de mayor expansión militar estadounidense. Para sus críticos, se trata de un paso que puede agravar tensiones internacionales y enviar una señal peligrosa en un contexto mundial ya marcado por conflictos abiertos.