El cerebro, el órgano que consume más energía en el cuerpo, obtiene su principal combustible en la glucosa. Sin embargo, no toda glucosa es beneficiosa. Según el doctor Joel Fuhrman, de la Universidad de Pensilvania, y a través de un exhaustivo análisis publicado en VeryWellMind, el consumo de alimentos con alto índice glucémico —tales como productos procesados, azucarados, cereales refinados, donas, papas y pan blanco— está asociado con múltiples daños en el cerebro que se pueden agrupar en cinco grandes áreas:
- Respuesta a los estímulos: Este tipo de alimentos activa circuitos cerebrales relacionados con la recompensa, generando un apetito insaciable que puede conducir a la obesidad, diabetes tipo 2 y dependencia psicológica.
- Tendencia adictiva: El mecanismo cerebral que responde a estos alimentos es similar al de las drogas, donde el placer inicial disminuye con el tiempo, pero el deseo aumenta, favoreciendo un ciclo vicioso de adicción.
- Memoria: El azúcar produce inflamación cerebral, causando ralentización cognitiva, déficit de memoria y problemas de atención.
- Estado de ánimo: La falta de acceso a estas fuentes de recompensa puede desencadenar problemas emocionales, como dificultades para procesar emociones, ansiedad y depresión, aumentando la vulnerabilidad mental.
- Capacidad mental: La glucosa elevada daña los vasos sanguíneos cerebrales, afectando el aprendizaje, la memoria y la velocidad motora, fenómeno que puede propiciar incluso el encogimiento cerebral.
Ante esta realidad, los expertos recomiendan cambiar los alimentos con alto índice glucémico por alternativas naturales con bajo índice, como vegetales, frutas, nueces y legumbres, para preservar la salud cerebral y evitar graves consecuencias cognitivas y emocionales, señaló RT.