El presidente de Guyana, Irfaan Ali, reiteró narrativas hostiles hacia Venezuela, en el contexto del actual despliegue naval militar de Estados Unidos en aguas regionales y los tres ataques contra supuestas embarcaciones venezolanas transportando droga.
“He oído muchas declaraciones procedentes de Venezuela, algunas dirigidas a mí y a nuestro país. Pues bien, permítanme decir muy claramente que nuestra soberanía es nuestra soberanía y lo que hagamos en relación con nuestra soberanía es asunto nuestro. Dicho esto, quiero dejar muy claro que nuestra prioridad como gobierno y como pueblo es garantizar que esta región siga siendo una zona de paz,” afirmó el presidente guyanés en conferencia de prensa.
Estas palabras del mandatario guyanés aluden a las declaraciones del ministro para la defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López.
«Es preciso advertir que, si desde esos territorios se produce una agresión contra Venezuela, responderemos de forma proporcional, en legítima defensa de nuestra soberanía. Conocen bien nuestro compromiso indeclinable con la defensa del derecho internacional, los derechos humanos, la autodeterminación de los pueblos y la independencia nacional,» afirmó Padrino.
Guyana y Trinidad y Tobago en coro a los Estados Unidos
A finales de agosto, Estados Unidos comenzó un despliegue naval militar en aguas regionales adyacentes a Venezuela, amenazando a la República Bolivariana bajo la excusa de combatir el narcotráfico. También entre el 2 y 16 de septiembre, Washington anunció ataques contra tres embarcaciones supuestamente provenientes de Venezuela con droga, rumbo a su territorio. Todo esto, en violación de los tratados de detención en alta mar y sin evidencia que sustente el ataque.
En este contexto, el 7 de septiembre, Guyana permitió el sobrevuelo de dos aviones AV-8B Harrier II durante la toma de posesión del Presidente Irfaan Ali, en medio de la tensión por el despliegue naval y el primer impacto sobre una supuesta embarcación venezolana. También el 9 de septiembre, funcionarios superiores de los Departamentos de Estado y Guerra visitaron Guyana bajo el supuesto de fortalecer y ampliar la asociación estratégica de Guyana con los Estados Unidos.
“Tuvimos reuniones con Estados Unidos en las que hicimos hincapié en la importancia de luchar contra la delincuencia transnacional y de formar una coalición para combatirla,” afirmó Irfaan Ali en dicha conferencia.
Por su parte, el actual gobierno trinitobaguense también ha incrementado sus hostilidades hacia Venezuela desde su toma de posesión el 1ro de mayo. En el contexto de la escalada estadounidense, la primera ministra Kamla Persad Bissessar ofreció su territorio como base militar para Estados Unidos en el caso de una invasión a Venezuela.
También, ante el primer ataque en aguas regionales, la mandataria afirmó que el ejército estadounidense debía “matarlos a todos violentamente” refiriéndose a la tripulación de supuesto origen venezolano, una afirmación que opositores y figuras políticas ven como un apoyo a ejecuciones extrajudiciales y que rompe con la neutralidad histórica de la nación insular.
Ambas naciones sacan provecho de estas agresiones contra Venezuela. Guyana roba más de 650 000 barriles de crudo diarios en el Bloque Stabroek a la República Bolivariana, en un territorio marítimo que está pendiente por delimitar, mientras Trinidad y Tobago aspira a procesar gas desde Guyana y aislar a Venezuela de la ecuación energética regional.