El pasado 25 de septiembre, Venezuela vivió un fenómeno geológico denominado enjambre sísmico, en el que varios temblores de pequeña magnitud ocurren en un área determinada y con poco tiempo entre sí. Estos fenómenos ocurren por la interacción de las placas tectónicas.
Fallas geológicas en Venezuela
Por su ubicación en la porción norte de América del Sur y su salida al Mar Caribe, Venezuela se asienta sobre una zona límite entre la placa del Caribe y la placa Suramericana. Estos temblores se producen por la fricción entre ambas placas, dado que la Caribe se desplaza hacia el este, con respecto a la placa suramericana.
Por su parte, la placa Suramericana también presenta subdivisiones al estar compuesta por tres fallas, Boconó, en el occidente del país, en los Andes venezolanos; y San Sebastián, en la Cordillera de la Costa y El Pilar, en la Serranía del Interior.
La falla de Boconó va desde el estado Táchira, fronterizo con Colombia, hasta la región costera del Golfo Triste, en la parte meridional del mar Caribe, en el estado Carabobo. Por su parte, la ubicada en San Sebastián tiene una extensión de unos 500 kilómetros, en la Cordillera de la Costa, que abarca Caracas y los estados Yaracuy, Lara, Carabobo, Aragua, Miranda, La Guaira y el norte de Anzoátegui y Sucre. A estas se les suma El Pilar, en el estado Sucre, en el oriente del país.
Estas son las grandes fallas, pero existen otras menores, como Oca-Ancón entre el noreste de Colombia y el noroeste de Venezuela, cerca del mar Caribe. Otra se ubica en Valera en el estado occidental de Trujillo, así como la Victoria, entre los estados Yaracuy, Carabobo, Aragua y Miranda. Esta falla marca el límite entre la placa del Caribe y la Suramericana. Una última falla menor es Urica, en el estado Anzoátegui, en el nororiente del país.
¿Por qué Zulia?
Aunque los temblores del pasado miércoles y jueves se sintieron en Táchira, Lara, Mérida, Trujillo, Aragua y Caracas, su epicentro se localiza en Zulia, con una intensidad de 6 grados y cerca de 45 kilómetros de profundidad, en la falla de Boconó.
Esta es la más peligrosa del país por su longitud de unos 500 kilómetros y su actividad frecuente, con registros de hasta 70 microsismos diarios. El sismo más fuerte originado en Boconó del que se tiene registro es el Gran Sismo de los Andes o Terremoto de Mérida en 1894, que pudo haber originado la falla.
Esta falla además, tiene gran potencial «Tsunamigénico», es decir, de alta capacidad para generar un tsunami.