Mafalda, la «heroína de nuestro tiempo» como la llamó Umberto Eco, su descubridor para Europa, cumple 61 años sin haber perdido nada de su frescura ni de su vigencia, con un humor que sigue tan incisivo hoy como cuando se publicó su primera tira, el 29 de septiembre de 1964.
Mafalda vio la luz por primera vez en la revista semanal Primera Plana. De las tiras sobrantes de una frustrada campaña publicitaria salió una joven inteligente, feminista y contestataria en una época que, según señaló en 2014 su autor, Joaquín Salvador Lavado, mejor conocido como Quino, se sigue pareciendo mucho a la actual «por los desastres que sigue cometiendo el ser humano».

Seis meses después de su primera aparición, empezó a publicarse una tira diaria en el periódico El Mundo y el primer álbum se lanzó en la Navidad de 1966. Los ejemplares se agotaron en dos días.
Todo se debió al talento que parecía inagotable de Joaquín Salvador Lavado Tejón, conocido para siempre por el nombre artístico que eligió para sí, Quino, y que dibujaba con prolija letra redonda, graciosa y elegante. Quino venía de Joaquín y de su tío Joaquín que le metió en la sangre la pasión por el dibujo. Estudió Bellas Artes pero, a los diecisiete años, se decidió por la historieta y por el humor. Llegó a Buenos Aires desde su Mendoza natal y en 1951, a sus diecinueve años, publicó su primera historieta en la revista Esto Es.
Personajes de la tira Mafalda
Sus personajes estaban calcados, con rigor y precisión, del mundo real. Casi como un anticipo de lo que sería Mafalda y su bandita, los personajes de Quino eran seres humanistas, inocentes, resignados, reflexivos, sufrientes, un poco extravagantes, audaces, insólitos.
El propio Quino calzaba las botas de sus personajes: fue toda su vida un luchador contra el autoritarismo, el abuso, la corrupción, la vulgaridad, la violencia. Ese mundo que mezclaba ensueño y realidad pervive en el Quino no mafaldiano, y quien quiera puede hallarlos en sus libros: Gente en su sitio, Mundo Quino, Potentes, prepotentes e impotentes, Qué mala es la gente, Yo no fui, Humano se nace, entre muchos otros.
A los personajes de Mafalda y su padre, que eran los protagonistas de las primeras tiras, Quino fue agregando al absurdo Felipe, al bruto Manolito, a la conservadora Susanita, el bueno de Miguelito o el divertido Guille, que formaron con la niña que odiaba la sopa un grupo con una sabiduría mucho mayor que la de los adultos.

Quino fue el padre creador de Mafalda
Joaquín Salvador Lavado Tejón, tal es su verdadero nombre, se convirtió en una de las personalidades más notables de la historieta. Su gran creación, Mafalda, logró reconocimiento no solo en la Argentina. Quino, como le decían, nació el 17 de julio de 1932, en la ciudad de Mendoza.
Durante su infancia, ya había logrado un acercamiento muy lúdico con el dibujo. Al finalizar la escuela primaria, se inscribió en la Escuela de Bellas Artes de su provincia, pero luego la abandonó para dedicarse exclusivamente a dibujar historietas. Y fue a sus 18 años cuando viajó a Buenos Aires en busca de editor.
Pasaron tres años difíciles, pero luego, llegó la recompensa por no haber abandonado. “El día que publiqué mi primera página pasé el momento más feliz de mi vida”, dijo una vez, recordando ese primer gran momento de publicación en la revista Esto Es, en 1954. Desde entonces, nunca dejó de publicar sus historietas humorísticas. Leoplán, TV Guía, Vea y Lea, Damas y Damitas, Usted, Panorama, Adán, Atlántida, Che, el diario Democracia fueron algunas de las publicaciones en las que colaboró.
En 1963 publicó su primer libro, Mundo Quino, en el que recopiló distintas piezas gráficas humorísticas que había hecho hasta el momento, con prólogo de su amigo, el escritor y humorista Miguel Brascó. Y fue precisamente Brascó quien presentó a Quino en la Agens Publicidad, que en ese momento estaban en plena búsqueda de un dibujante para el lanzamiento Mansfield: una línea de productos electrodomésticos.
Quino fue el elegido y comenzó a crear algunos personajes que debían contener la inicial «M» como nombre, en referencia a la marca Mansfield. De ahí nació Mafalda. Finalmente, la campaña publicitaria nunca se realizó, pero Quino conservó a Mafalda y el resto es historia.

En 1977 tuvo que exiliarse en Italia. Mafalda, la osada y audaz nena de San Telmo, le había explicado un día a su hermanito Guille, frente a un agente de la policía que calzaba una porra: “¿Ves, Guille? Este es el palito de abollar ideologías”. El chiste había nacido en los años de violencia que signaron el final de la dictadura de la Revolución Argentina, 1966-1973, y la efímera democracia recuperada entre 1973 y 1976.
El chiste fue rescatado del pasado, se hizo póster y se vendió por miles en los kioscos de todo el país en aquellos años duros que presagiaban lo peor. El 4 de julio de 1976, cuatro meses después de instaurada la última dictadura militar, tres monjes palotinos y dos laicos fueron asesinados en la parroquia San Patricio, del barrio de Belgrano. Sobre los cadáveres, los asesinos dejaron un póster de Mafalda y el palito de abollar ideologías. Hacía entonces cuatro años que Mafalda había dejado de publicarse.
Quino regresó del exilio en 1983, con el retorno de la democracia y recibió varias distinciones locales e internacionales, entre ellas la Legión de Honor de la República Francesa, el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades otorgado por el rey Felipe VI, la Medalla del Bicentenario de su provincia y la Mención de Honor “Senador Domingo Faustino Sarmiento” del Senado y el doctorado Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires.
Su talento se apagó hace cuatro años, el 30 de septiembre de 2020, un día después del cumpleaños cincuenta y seis de su hija dilecta.

Mafalda cumplió su gran sueño
Mafalda, la eterna niña de 6 años, cuya ingenuidad de doble filo desarmaba toda injusticia y norma social establecida, se le cumplió su gran sueño, que una vez expresó en una de sus viñetas: “aprender idiomas para ser intérprete de la ONU” y “contribuir a que los pueblos se entiendan”.
De la mano del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, su ciudad natal, una estatuilla de Mafalda, esculpida por el artista Pablo Irrgang, llegó en el 2024 a la sede de la ONU y se introdujo en la mismísima cabina de los intérpretes de español del mismísimo salón del Consejo de Administración Fiducidiaria, donde en ocasiones sesiona el Consejo Económico y Social.
“No es casual que quisiera ser intérprete en la ONU, porque los valores que Mafalda promulgó siempre fueron los valores de la paz sobre la guerra, la justicia, la educación y sobre todo la libertad”, declaró a Noticias ONU la ministra de Cultura de Buenos Aires, Gabriela Ricardes.

