La Casa Blanca anunció este lunes el plan del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para poner fin al conflicto en la Franja de Gaza. Entre sus medidas más polémicas, figura la creación de un organismo de supervisión internacional que contará con la participación del ex primer ministro británico Tony Blair, recordado por su papel en la invasión de Irak en 2003.
De acuerdo con el plan, Gaza será administrada por un “gobierno transitorio temporal integrado por un comité palestino tecnocrático y apolítico”. Este comité será responsable de la gestión diaria de servicios públicos y municipales para la población gazatí y estará compuesto por palestinos cualificados junto con expertos internacionales.
La supervisión recaerá en un nuevo organismo denominado Comisión de Paz, que será presidido por el propio Donald Trump e incluirá a líderes y jefes de Estado aún por anunciar. Sin embargo, la Casa Blanca ya confirmó que Tony Blair formará parte de este ente.
Según el comunicado oficial, la Comisión se encargará de diseñar el marco de reconstrucción de Gaza, gestionar la financiación internacional y promover la atracción de inversiones. Su mandato estará vigente hasta que la Autoridad Palestina culmine un proceso de reformas que, según Washington, permitiría retomar de manera “segura y eficaz” el control del enclave.
Reacciones y críticas
La participación de Blair ha generado un inmediato rechazo entre los palestinos. Husam Badran, miembro de la junta política de Hamás, calificó la decisión como un insulto: “Los palestinos no son menores que necesitan tutela. Las decisiones sobre Gaza o Cisjordania son asuntos internos palestinos que deben resolverse por consenso nacional, y no ser impuestos por potencias extranjeras”.
Tony Blair es vinculado a plan Riviera Gaza que busca expulsar a los palestinos. Aunque el Instituto Tony Blair negó haber redactado el plan, admitió que miembros suyos “participaron en reuniones técnicas con otros actores”, y que estuvieron en “modo escucha” en grupos de trabajo.
Badran fue aún más duro al describir la figura del exmandatario británico: “Su sangriento historial, especialmente su papel en la guerra de Irak, es infame. No ha traído nada bueno a Palestina, a los árabes ni a los musulmanes. Cualquier plan vinculado a Blair es un mal presagio. Debería estar enfrentándose a un juicio por sus crímenes pasados, no administrando Gaza”.
El controvertido legado de Blair
Tony Blair, que gobernó el Reino Unido entre 1997 y 2007, es recordado por su rol clave en la guerra de Irak, cuando junto a George W. Bush defendió la invasión bajo el argumento —más tarde desmentido— de que Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva. Según el proyecto Iraq Body Count, aquel conflicto dejó unos 210.000 civiles muertos.
Tras abandonar Downing Street, Blair fue nombrado enviado especial del Cuarteto para Oriente Medio con la misión de impulsar reformas económicas e institucionales en los territorios palestinos. No obstante, su gestión, que se prolongó hasta 2015, fue ampliamente considerada ineficaz y sin resultados tangibles.
Ahora, su regreso como miembro de la Comisión de Paz propuesta por Trump reabre viejas heridas y profundiza la desconfianza de la población palestina hacia los planes internacionales que buscan administrar Gaza sin contar plenamente con la autodeterminación de su gente.
