En un paso que marcará un antes y un después en las relaciones bilaterales, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, firmó el martes la Ley del Tratado de Asociación Estratégica y Cooperación con Rusia, durante un acto oficial con el embajador ruso en Caracas, Serguéi Mélik-Bagdasárov.
El momento de la firma estuvo cargado de simbolismo político: coincide con la celebración del 73.º cumpleaños de Vladímir Putin, lo que el mandatario venezolano aprovechó para subrayar la “importancia histórica” del pacto.
“Le agradezco a la Asamblea Nacional su debate y este tratado aprobado hoy, día de cumpleaños del presidente Vladímir Putin”, declaró Maduro.

Este tratado, que ya había sido suscrito originalmente el 7 de mayo en Moscú por ambos presidentes, consolida formalmente los lazos de cooperación política, económica, energética, técnico-militar y de seguridad entre Caracas y Moscú.
Según el texto aprobado por unanimidad por la Asamblea Nacional de Venezuela, el acuerdo tiene una vigencia de diez años y se renovará automáticamente cada cinco, salvo que alguna de las partes notifique, con seis meses de antelación, su intención de no continuar.
Entre los ejes clave del acuerdo entre Venezuela y Rusia destacan:

- Autonomía financiera: la creación de mecanismos que permitan facilitar el comercio y la inversión sin depender de los sistemas financieros occidentales.
- Inversiones conjuntas: cooperación en sectores estratégicos como el petróleo, el gas y la minería.
- Coordinación energética internacional: fortalecimiento de la cooperación en foros como la OPEP y el Foro de Países Exportadores de Gas.
- Cooperación técnico-militar y de seguridad: para reforzar capacidades defensivas y conjugar esfuerzos en ámbitos como la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico y el lavado de activos.
Maduro destacó que una vez publicada en gaceta oficial el convenio “es ley de la República” y enfatizó que “voy a firmar la Ley Aprobatoria del Tratado (…) ya a partir de hoy … al salir en Gaceta Oficial, es ley”.
El contexto internacional añade un matiz estratégico a este pacto. En los últimos meses, Venezuela ha denunciado incursiones de aviones de combate estadounidenses cerca de sus costas, lo cual ha sido calificado por el gobierno venezolano como una “provocación” y “amenaza” a la seguridad nacional.

En ese sentido, durante una reunión bilateral entre el canciller venezolano Yván Gil y el director para América Latina de la Cancillería rusa, Alexander Shchetinin, se abordó el tema de la militarización del Caribe y la solidaridad rusa frente a lo que Caracas considera hostigamiento estadounidense.
Para Rusia, el tratado refuerza su estrategia geopolítica de estrechar alianzas con países que comparten una visión multipolar del mundo, particularmente frente a las sanciones y presiones del bloque occidental.
Este acuerdo no solo simboliza una profundización de la cooperación entre Moscú y Caracas, sino que proyecta una hoja de ruta para los próximos años en un entorno global cada vez más polarizado.