Otro activista describió la experiencia como un “campo de concentración entre Guantánamo y Auschwitz”
La activista sueca Greta Thunberg denunció este martes que ella y otros participantes de la Flotilla Global Sumud fueron sometidos a torturas y condiciones inhumanas mientras permanecían detenidos por las fuerzas israelíes. La denuncia fue formulada en una rueda de prensa en Estocolmo, poco después de su regreso a Suecia.
Thunberg afirmó que tanto ella como otros activistas fueron “secuestrados y torturados” por el ejército israelí, y detalló que se les negó el acceso a “agua potable y medicamentos esenciales”.
En sus declaraciones, matizó que no deseaba “que salga en los titulares y se diga que ‘Greta fue torturada’”, pues consideraba que el foco debía mantenerse en la situación de Gaza. “Lo que les hicieron no era nada comparado con lo que la gente de Gaza sufre a diario”, añadió.

Thunberg se encontraba entre un grupo de 478 activistas, periodistas y abogados que fueron detenidos tras intentar ingresar a la Franja de Gaza con ayuda humanitaria como parte de la Flotilla Global Sumud.
De ellos, 171 fueron deportados, entre ellos la ambientalista. Israel negó las acusaciones, afirmando que los detenidos recibieron “comida, agua, acceso a baño y asesoría legal”.
Un “campo de concentración entre Guantánamo y Auschwitz”

Las denuncias de Thunberg coinciden con testimonios de otros activistas liberados. Juan Bordera, uno de ellos, comparó la prisión israelí con un “campo de concentración entre Guantánamo y Auschwitz” y relató que les apuntaron con armas y les negaron atención médica, comida adecuada y sueño.

Detalles más extremos emergieron de correspondencia a la embajada sueca —citada por The Guardian— donde se describieron abusos físicos, humillaciones psicológicas y condiciones de reclusión degradantes, lo cual el Ministerio de Asuntos Exteriores israelí desmintió.
Los informes de la prisión citan denuncias sobre privación prolongada de alimento, exposición a altas temperaturas con las manos esposadas, obligación de posar con la bandera israelí y deshidratación. Según la ONG Adalah, dos activistas belgas encararon huelgas de hambre en protesta por el trato recibido.
En particular, se acusó que a Thunberg la arrastraron, humillaron y obligaron a sostener la bandera israelí para tomarle fotografías.
En contraste, el Gobierno israelí mantiene que actuó conforme a la ley y que las condiciones de detención se ajustaron a estándares legales.

Una vez deportada, Thunberg fue recibida en Atenas por activistas que la vitorearon. En ese escenario reafirmó su condena hacia el cerco israelí a Gaza y denunció el fallo de los mecanismos internacionales para proteger los derechos de los palestinos. “Déjenme ser muy clara. Está ocurriendo un genocidio”, declaró en aquel momento.
El caso ha reavivado el escrutinio internacional sobre el bloqueo a Gaza, las condiciones de detención de activistas humanitarios y la capacidad de los organismos internacionales para investigar denuncias de tortura y abuso en territorios bajo conflicto.