El movimiento palestino Hamás emitió un pronunciamiento tras el anuncio del presidente de EE.UU., Donald Trump, sobre el consenso alcanzado para la primera fase de un acuerdo de paz entre Israel y el grupo en conflicto, en el marco de la propuesta estadounidense para Gaza.
Según el comunicado oficial de Hamás, “el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) anuncia haber alcanzado un acuerdo para poner fin a la guerra en Gaza, la retirada de la ocupación, la entrada de ayuda y el intercambio de prisioneros”.
En ese sentido, el grupo expresó su reconocimiento a los mediadores en Catar, Egipto y Turquía, y agradeció los esfuerzos del mandatario estadounidense: “apreciamos enormemente los esfuerzos de los mediadores hermanos … y también valoramos los esfuerzos del presidente estadounidense, Donald Trump, por detener permanentemente la guerra”.
Hamas con condiciones

No obstante, Hamás planteó condiciones para valorar el avance como verdadero. En su declaración exigió que “Trump, los países garantes del acuerdo y diversas partes árabes, islámicas e internacionales” obliguen al Estado de Israel a “aplicar plenamente los derechos del acuerdo y no le permitan renegar o retrasar la aplicación de lo acordado”. Asimismo, el movimiento informó:
“Afirmamos que los sacrificios de nuestro pueblo no serán en vano, que seguiremos comprometidos con la promesa y no abandonaremos los derechos nacionales de nuestro pueblo hasta que se logren la libertad, la independencia y la autodeterminación”.
El anuncio de Trump, hecho a través de sus redes sociales, señaló que en esta primera fase Israel y Hamás habrían comprometido la liberación de todos los rehenes “muy pronto” y la retirada de tropas israelíes hasta una línea acordada, como paso inicial hacia “una paz sólida, duradera y eterna”.
Por su parte, las delegaciones de Israel y Hamás se reunieron en Egipto para discutir los términos y estudiar la propuesta del mandatario estadounidense.
El anuncio fue recibido con cautela. Aunque celebraciones estallaron en Gaza e Israel, persisten interrogantes fundamentales sobre la implementación, entre ellas la desmilitarización del enclave, quién controlará la administración futura de Gaza y el cronograma preciso de liberaciones y retirada.

La propuesta de Trump, ampliamente difundida, consta de unos 20 puntos que incluyen un alto al fuego inmediato, la participación internacional en la reconstrucción del territorio y la transferencia temporal de la administración de Gaza a un comité técnico palestino supervisado internacionalmente.

En Israel, el primer ministro Benjamín Netanyahu calificó el avance como una “victoria nacional y moral” y manifestó su intención de convocar al gobierno para aprobar formalmente el acuerdo. “Con la ayuda de Dios, los traeremos a todos a casa”, afirmó en su cuenta de redes sociales.
También agradeció a Trump por su colaboración y señaló: “juntos continuaremos logrando todas nuestras metas y ampliando la paz con nuestros vecinos”.
No obstante, la resistencia dentro de la política israelí es palpable. Sectores del gobierno han cuestionado partes del plan, especialmente aquellas que podrían limitar la futura capacidad del Estado israelí en Gaza.

Además, el historial de rupturas de acuerdos en esta zona alimenta la desconfianza: expertos advierten que el cumplimiento dependerá de una supervisión rigurosa y de la voluntad real de todas las partes implicadas.
En el plano humanitario, este avance es vistp por muchos como una luz de esperanza para miles de personas que han sufrido los estragos del conflicto: prolongados bombardeos, desplazamientos masivos y destrucción de infraestructura devastaron la Franja de Gaza durante más de dos años de enfrentamientos.
Organismos internacionales y gobiernos regionales han manifestado su respaldo al acuerdo, pero advierten que su éxito dependerá del cumplimiento concreto y de la continuidad diplomática.
Hamás recibe el anuncio con reconocimiento pero sumo escepticismo y exige mecanismos de verificación y presión sobre Israel, el mundo observa con atentos ojos si este primer paso podrá traducirse en un cese real del conflicto o quedará en un pacto simbólico cuyo destino final dependerá de la acción y voluntad política de todos los involucrados.