El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, generó controversia este domingo al referirse de manera inequívoca a la crisis que atraviesa la economía argentina y anunciar que su país está analizando importar carne vacuna del país sudamericano como parte de una estrategia para reducir los precios internos en EE.UU.
A bordo del Air Force One, Trump explicó que “el único precio alto que tenemos es el de la carne de res, y lo vamos a reducir. Y una de las cosas que estamos pensando en hacer es [comprar] carne de Argentina”.
Al ser consultado por la prensa sobre el posible enojo de los ganaderos estadounidenses, el mandatario respondió con una frase contundente sobre la situación argentina: “La Argentina está luchando por su vida. ¿Entienden lo que eso significa? Se están muriendo. No tienen dinero, no tienen nada, están luchando tan duro para sobrevivir y si puedo los ayudaré a sobrevivir en un mundo libre”. Asimismo añadió que el presidente argentino, Javier Milei, “está tratando de hacer lo mejor”.
El anuncio llega en un momento clave: Argentina se encuentra en plena campaña de las elecciones legislativas del 26 de octubre, con una economía gravemente afectada y una devaluación del peso en curso.
A su vez, la administración Trump suscribió recientemente un acuerdo de asistencia financiera con Argentina, que incluye una línea de intercambio de divisas estimada en 20 000 millones de dólares, con miras a extenderse hasta los 40 000 millones.
Trump ayuda con condiciones
Durante la reunión entre ambos mandatarios en la Casa Blanca, Trump dejó claro que el respaldo estadounidense está condicionado al éxito electoral de Milei: “Si a la Argentina le va bien, la ayudaremos más que nunca. Pero si no gana, no contará con nosotros”.
La propuesta de importar carne argentina tiene doble propósito según Trump: por un lado, intentar bajar los precios de la carne en EE.UU., ya que los costos se encuentran en niveles elevados debido a factores como sequías y menor abastecimiento de importaciones.
Por otro lado, fortalecer la relación con Argentina, un país al que el mandatario calificó como “un muy buen aliado”.
Sin embargo, las declaraciones de Trump no han sido bien recibidas por todos. En Argentina, sus comentarios fueron interpretados como una mezcla de paternalismo y presión política. Según diversos medios, la oposición denunció que la ayuda estadounidense está atada a la victoria de Milei, lo que genera inquietud sobre la soberanía del proceso electoral argentino.
En Estados Unidos, algunos granjeros expresaron su malestar ante la posibilidad de que un acuerdo de importación pueda afectar sus mercados locales.
En conclusión, Trump no sólo abrió la puerta a una nueva dinámica comercial entre EE.UU. y Argentina, sino que además dibujó un panorama dramático sobre la situación del país sudamericano: “no tienen nada… están muriendo”. Estas palabras marcan una pauta fuerte en las relaciones bilaterales y plantean interrogantes sobre el papel que jugará Washington en el futuro próximo de Argentina.
