La más reciente escalada entre Colombia y Estados Unidos se ha vivido con acusaciones cruzadas, rechazos a órdenes y un cruce de declaraciones que deja claro que la relación bilateral pasa por un momento crítico.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, respondió con firmeza ante los arrebatos verbales de Donald Trump, reafirmando que “no es rey en Colombia, aquí no aceptamos reyes”, y advirtió que en su país, “un Gobierno está bajo control del pueblo, no de Trump”.
La chispa que detonó esta crisis se encendió cuando Trump dijo que Colombia “está fuera de control”, afirmaciones que fueron recibidas por Petro como una afrenta a la soberanía y dignidad nacional. “Las palabras que profiriera … resultan ofensivas porque su Gobierno está ‘bajo el control del pueblo’ y no de Trump, quien al hablar de esa manera se cree un ‘rey’”, aseguró el mandatario colombiano.
Según Petro, la Casa Blanca actúa con arrogancia consigo “como si nos tuvieran que obedecer”: “No es rey en Colombia. Aquí no aceptamos reyes. Punto”, sentenció.

El choque diplomático se agrava porque Trump, tras esas críticas, optó por suspender los programas de financiamiento estadounidense a Colombia y plantear la imposición de nuevos aranceles, aunque no ha precisado cuáles sectores se verán afectados.
En paralelo, Colombia decidió llamar a consultas a su embajador en Washington, una medida simbólica que demuestra la gravedad del conflicto.
Petro explicó que el punto de inflexión en las relaciones fue su negativa a aceptar migrantes esposados y encadenados en vuelos de deportación desde EE. UU.
“Devolví los aviones. No le gustó a Trump, porque a Trump no le gustan los hombres libres, porque él quiere ser rey”, dijo el presidente colombiano, agregando que “quiere tener siervos, no personas libres”. También enfatizó su disposición a dialogar “de tú a tú”, “como republicanos”, pero con límites claros: “A darnos órdenes, no señor”.
Más aún, el mandatario anticipó que en los próximos días evaluará junto a su gabinete una “respuesta colombiana más inteligente a la amenaza irracional”, que será comunicada en un consejo de ministros transmitido en cadena nacional. Y remató con una máxima simbólica: “La verdad os hará libres”, frase que utilizó para explicar que con la crisis se “sinceran” las relaciones con EE. UU.
Petro demuestra que los canales siguen abiertos

No obstante, aunque el tono de las declaraciones ha sido duro, hoy se ha dado un ligero gesto de desescalada: Petro recibió al encargado de negocios de EE. UU., John McNamara, en un encuentro que, si bien no se tradujo en declaraciones públicas, sugiere que los canales diplomáticos aún no están cerrados.
Sin embargo, la amenaza de desmantelar la cooperación militar y arancelaria sigue presente, con consecuencias potenciales para un país que depende en buena medida del comercio y la inversión estadounidenses.
En el espectro político local, el expresidente Juan Manuel Santos ha instado a la moderación, advirtiendo que “con la pelea entre el mayor productor mundial de droga y el mayor consumidor solo gana el crimen organizado”.
Mientras tanto, en foros internacionales, Colombia denuncia que los ataques militares estadounidenses en el Caribe violan tratados de derechos humanos, en especial tras una resolución de la ONU impulsada por Bogotá que exige políticas antidrogas con respeto al ser humano.
La tensión entre Petro y Trump representa más que un simple intercambio verbal: refleja una lucha por la soberanía, la dignidad y la autonomía en un contexto de dependencia histórica que hoy Colombia pone en cuestión.