Movimientos sociales de América Latina y el Caribe se reúnen del 8 al 9 de noviembre en Santa Marta, Colombia, en la III Cumbre Social de los Pueblos, evento que precede a la IV Cumbre CELAC-Unión Europea y que busca consolidar un espacio para el diálogo sobre paz, soberanía e integración regional.

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Un encuentro de más de mil líderes sociales
Santa Marta será el epicentro donde más de mil representantes de movimientos sociales de la región se congregarán en un encuentro que pretende reforzar el consenso regional en favor de la paz y la justicia social. El evento está organizado en el contexto de la IV Cumbre oficial entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea (UE), buscando desde la sociedad civil para ofrecer una voz unificada sobre temas vitales para el desarrollo humano y el fortalecimiento de los derechos.
Paz y soberanía como pilares fundamentales
El presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) de Colombia, Fabio Arias, adelantó que uno de los principales reclamos durante la cumbre será exigir el fin de la injerencia y la agresión de Estados Unidos en los asuntos internos de la región.
Arias señaló que Washington ha utilizado la “lucha contra las drogas” como justificación para ejercer presión política y militar sobre países como Venezuela y Colombia.
“Hay una agresión y acoso de carácter imperialista de parte de los EEUU. La agresión contra Venezuela y Colombia debe entenderse como una agresión contra toda América Latina y el Caribe. La defensa de la soberanía pasa fundamentalmente por el respeto al principio de autodeterminación de los pueblos”, manifestó Arias, citado por medios locales.
El encuentro busca reforzar un consenso regional en favor de la paz y frenar cualquier intento de intervención o conflicto armado. “La paz de Colombia es también la paz de la región”, enfatizó el dirigente sindical.
Este evento es un espacio que va más allá del debate, ya que también funciona como una plataforma para la movilización social y la defensa de los derechos colectivos. Los organizadores han impulsado la participación de movimientos sociales, indígenas, campesinos, mujeres, jóvenes, y diversos sectores populares que buscan fortalecer la integración regional y contrarrestar cualquier amenaza de conflicto armado o intervenciones externas.
Dimensión amplia y regional
La Cumbre Social de los Pueblos se inscribe dentro de una serie de reuniones similares que buscan promover la paz y el diálogo en la región, así como la defensa de la soberanía frente a la injerencia extranjera. Además de Santa Marta, otras ciudades latinoamericanas han acogido o se preparar para encuentros que reúnen a comunidades autóctonas y actores sociales comprometidos en el desarrollo sostenible, la justicia climática y la solidaridad internacional.
Contexto global y latinoamericano
Esta edición de la Cumbre Social ocurre en un momento especialmente delicado para el continente y para el mundo, donde los conflictos multilaterales, la crisis ambiental y las desigualdades estructurales exigen respuestas colectivas. La atención puesta en Santa Marta refleja la creciente importancia de los movimientos sociales como actores políticos imprescindibles para la construcción de alternativas al modelo hegemónico.
Se espera que tras dos días de actividades, debates y acuerdos, la Cumbre Social emita declaraciones y propuestas que fortalezcan los procesos integracionistas y propicien el respeto por la autodeterminación de los pueblos latinoamericanos y caribeños.

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Llamado a la participación y unidad
La III Cumbre Social de los Pueblos en Santa Marta representa un espacio fundamental para que los movimientos y organizaciones sociales de América Latina y el Caribe expresen sus demandas y construyan alianzas estratégicas. En un contexto global marcado por desafíos sociales, económicos y geopolíticos, este encuentro resalta la importancia del diálogo popular y la defensa conjunta de la paz, la soberanía y la justicia social como caminos esenciales hacia un futuro mejor.
Esta cumbre se presenta, así, como una propuesta que va más allá de la diplomacia oficial, centrándose en el poder transformador que tienen los pueblos organizados cuando actúan con unidad y compromiso profundo con sus principios y derechos.

