EE.UU llevó a cabo dos ataques letales contra lanchas en el Pacífico Oriental, bajo órdenes directas del presidente Donald Trump, según un comunicado oficial del Gobierno a pesar de la declaración de los países de la CELAC que condenaron las acciones.
Las operaciones, descritas como “ataques cinéticos letales”, se dirigieron contra embarcaciones presuntamente vinculadas con el narcotráfico y organizaciones terroristas designadas. De acuerdo con los servicios de inteligencia estadounidenses, quienes sin pruebas volaron las lanchas junto con sus tripulantes diciendo que transportaban estupefacientes a través de una ruta de tránsito conocida por el tráfico ilícito en la región.

“Ambos ataques se llevaron a cabo en aguas internacionales y cada embarcación iba a bordo de tres narcoterroristas varones. Los seis murieron. Ningún miembro de las fuerzas estadounidenses resultó herido”, señala el comunicado.
Sin embargo, analistas y juristas internacionales advierten que estas acciones podrían constituir una violación del derecho internacional, ya que Estados Unidos no posee mandato de la ONU ni autorización de los Estados afectados para realizar operaciones letales en aguas internacionales.
El texto emitido por Washington asegura que las medidas son parte de la política de defensa nacional:
“Bajo el mandato del presidente Trump, estamos protegiendo la patria y eliminando a estos terroristas de los cárteles que desean dañar a nuestro país y a su gente”.
EE.UU no sigue mandatos de ninguna ley internacional

Las declaraciones reavivan las tensiones regionales, especialmente con países latinoamericanos que han denunciado la creciente militarización del Caribe y el Pacífico por parte de EE.UU.. En semanas recientes, varios gobiernos, incluido el de Venezuela, han calificado estas operaciones como “una agresión” y “una amenaza directa a la soberanía regional”.
Expertos en derecho marítimo señalan que los ataques en zonas neutrales “vulneran principios fundamentales de soberanía y uso proporcional de la fuerza”. Además, alertan que la doctrina estadounidense de “ataques preventivos” contra presuntos narcoterroristas podría abrir un precedente peligroso para la seguridad internacional.
Mientras tanto, el Pentágono sostiene que los bombardeos forman parte de una estrategia “más amplia” para combatir el narcotráfico y el terrorismo en el hemisferio occidental.
Los ataques se producen pocas horas después de la declaración de la CELAC, en la que la mayoría de los países del bloque respaldaron la condena al despliegue militar y la declaración de zona de paz en América Latina y el Caribe, lo que evidencia la imposición e Washington a no acatar mandatos internacionales y acuerdos previamente firmados.

