Representantes de la sociedad civil entregaron este domingo a la Presidencia brasileña de la cumbre climática de la ONU (COP30), en la amazónica ciudad de Belém, una carta en la que cargan contra las empresas multinacionales y piden avanzar en la demarcación de tierras indígenas y en el final de los combustibles fósiles.
La Cumbre de los Pueblos, una reunión paralela a la conferencia de la ONU que reunió durante cinco días a diversos movimientos sociales, presentó las demandas durante una ceremonia con el presidente de la COP30, André Corrêa do Lago, y con la ministra brasileña de Medio Ambiente, Marina Silva.

Silva agradeció la presencia de los activistas y dijo a los medios que «nada grandioso se puede hacer sin la participación de la sociedad».
Al acto, que transcurrió en ambiente festivo y entre cánticos, también acudió el líder indígena Raoni, mundialmente conocido por su defensa del medio ambiente.
En la misiva, la Cumbre de los Pueblos apunta al sistema capitalista y a las empresas multinacionales agrícolas, mineras y de tecnología como las principales responsables de la crisis climática y del «racismo ambiental», ya que estos afectan más a las comunidades marginalizadas.
Las propuestas
En ese sentido, la misiva critica las «falsas soluciones de mercado» para combatir el calentamiento global y afirma que la transición energética se ha convertido en «un nuevo espacio de acumulación del capital».
El Fondo Bosque Tropicales para Siempre (TFFF, por sus siglas en inglés), que es impulsado por el Gobierno brasileño y es uno de los principales anuncios de la COP30, «no es una respuesta adecuada», dice la carta, porque se inscribe en la lógica del sistema financiero.
En este contexto, la Cumbre de los Pueblos reclama «participación y protagonismo» de las comunidades en el diseño de acciones climáticas y exige una transición energética «justa, popular e inclusiva».
Entre las soluciones que la cumbre alterna coloca sobre la mesa figura la demarcación de tierras indígenas, porque «garantiza» la preservación de las selvas, así como una «reforma agraria popular», porque contribuye a la «soberanía alimentaria».
La Cumbre de los Pueblos arrancó el miércoles con un desfile de alrededor de doscientos barcos por el río que baña a Belém; y en los días que siguieron, indígenas, sindicalistas y movimientos de pescadores y agricultores se juntaron en el campus de la principal universidad de esta ciudad amazónica para debatir soluciones a la crisis climática.
El punto culminante de la movilización de la sociedad civil se dio en la víspera, cuando miles de manifestantes participaron en la Marcha Global por el Clima para exigir avances más rápidos a los países que negocian en la COP30.

