La resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobada el lunes, aunque con abstención de Rusia y China, no establece el mecanismo de acción para la transición en la Franja de Gaza “No hay claridad alguna sobre los plazos para la transferencia del control de Gaza a la Autoridad Palestina, ni certeza alguna en torno a la Junta de Paz y la Fuerza Internacional de Estabilización que, según el texto de la resolución que adoptamos, parecería poder actuar con absoluta autonomía sin tener en cuenta la posición ni la opinión de Ramalá”, declaró el representante ruso Vassily Nebenzia.
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Estados Unidos llevó al pleno el texto de 20 puntos. Fue aprobado por unanimidad (13-0) y allana el camino para los cruciales próximos pasos en un alto el fuego entre Israel y la Resistencia palestina que, en definitiva, solamente le ha funcionado a Israel y del que EEUU ha usado a Gaza como un escudo para posicionarse en la región. “El tiempo apremia, como una bomba de tiempo. Votemos a favor de esta resolución, no como una concesión, sino como un pacto por los niños de Gaza, por una paz duradera y por un Oriente Medio renacido”, decía el delegado estadounidense en el Consejo.

El plan es visto por Rusia como un asunto meramente teórico y advierte de la puesta en práctica porque, “resulta particularmente relevante dado que hemos tenido una declaración pública ambigua proveniente de las más altas esferas del liderazgo israelí, en la que se afirma que es inaceptable el establecimiento de un Estado palestino. Lamentablemente, estos componentes clave no se incluyeron en el borrador estadounidense”.
Retorno al punto cero
EEUU ha planteado una autoridad transitoria mediante una “Junta de Paz” liderada por Donald Trump y en la que tampoco ofrece garantías sobre un estado palestino. En el texto se afirma que, tras la reconstrucción de Gaza y las reformas a la Autoridad Palestina en Cisjordania, podrían darse las condiciones para la creación de un Estado palestino. Para llegar a ello, la “Junta de Paz” de la que también tendría autoridad el ex primer ministro británico Tony Blair, debería garantizar, como mínimo el cumplimiento de un alto el fuego que el sionismo ha venido violando a placer.

Para los palestinos, esto no está muy alejado de lo iniciado en 1917, cuando el imperio británico ocupó Palestina y prometió establecer un territorio nacional judío allí con el traslado de 50 mil judíos de todo el mundo. Si Israel accediera a la solución de dos Estados tendría que eliminar sus asentamientos y retirar a sus colonos (uno de cada 10 palestinos es colono en los territorios palestinos) y devolver alrededor de 23% de tierras palestinas que robó hasta 1967, sin embargo, ni siquiera en los acuerdos de Oslo del 1993 (que fue cuando más cerca se estuvo de la creación de dos Estados), Israel reconoció al Estado palestino, aunque la Organización para la Liberación de Palestina sí reconoció a Israel y renunció al reclamo de los territorios palestinos históricos.
En ese entonces el primer ministro israelí era el liberal Yithzak Rabín y fue asesinado por “ceder demasiado” ante los palestinos. Rabín había dicho que lo mucho que Tel Aviv podía aceptar para palestina era una entidad que no llegaría ni a ser Estado. Ahora el ultraconservador Benjamín Netanyahu ha negado rotundamente permitir la creación del Estado Palestino y amenazas como la del ministro de Seguridad Nacional sionista no han faltado; para Ben Gvir “Si aceleran el reconocimiento de este Estado fabricado (Palestina), si la ONU lo reconoce, usted señor primer ministro (Netanyahu), debe ordenar asesinatos selectivos de altos funcionarios de la Autoridad Palestina)”.
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Hamás rechaza la resolución
Hamas, que no ha aceptado el desarme (establecido también en el acuerdo), rechazó la resolución, argumentando que no satisface los derechos y demandas de los palestinos y que pretende imponer una tutela internacional sobre el enclave, a la que se oponen los palestinos y las facciones de la resistencia. “Asignar tareas y funciones a la fuerza internacional dentro de la Franja de Gaza, incluido el desarme de la resistencia, la despoja de su neutralidad y la convierte en parte del conflicto a favor de la ocupación”, afirmó el grupo.
La resolución establece que las fuerzas israelíes se retirarían de Gaza “en función de estándares, hitos y plazos vinculados a la desmilitarización”, que serían acordados por la fuerza de estabilización, las fuerzas israelíes, Estados Unidos y los garantes del alto el fuego.
Las tropas de estabilización (de las que tampoco se presentan detalles, pero se espera que sean contingentes multinacionales bajo mandato de Naciones Unidas, con participación de aliados de EEUU. y posiblemente países árabes y europeos) junto con una fuerza policial palestina entrenada y con antecedentes verificados, contribuirían a asegurar las zonas fronterizas y coordinarían con otros países la llegada de ayuda humanitaria a Gaza. Asimismo, indica que dicha fuerza deberá mantener una estrecha comunicación y cooperación con Egipto e Israel.

