El empresario conservador Nasry Juan Asfura Zablah, respaldado abiertamente por el presidente estadounidense Donald Trump, encabeza los resultados preliminares de las elecciones generales de 2025 en Honduras, según el conteo oficial del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Más de seis millones de ciudadanos fueron convocados para elegir a un nuevo presidente, así como diputados, alcaldes y representantes regionales, en una jornada marcada por un ambiente de tensión y denuncias cruzadas entre el Gobierno y la oposición.
Con el 41,28 % de las actas procesadas, Asfura —ingeniero civil, exalcalde de Tegucigalpa y figura prominente del Partido Nacional— suma 561.382 votos, equivalentes al 40,56 %. A sus 67 años, el hijo de migrantes palestinos vuelve a intentarlo tras su derrota en 2021 frente a la actual presidenta Xiomara Castro. Su estilo austero, su presencia constante en las comunidades y su apelativo popular, “Papi, a la orden”, continúan siendo elementos centrales de su identidad política.

En segundo lugar se ubica el presentador y opositor Salvador Nasralla, quien obtuvo 538.420 votos (38,9 %), seguido en la distancia por Nelson Ávila Gutiérrez, con 11.207 votos (0,8 %). La candidata oficialista, Rixi Moncada, acumula 270.509 votos (19,54 %), mientras que Mario Enrique Rivera obtiene 2.287 votos (0,16 %).
La sombra del respaldo estadounidense

Asfura entró a la recta final de la campaña bajo un fuerte espaldarazo de Washington. El viernes, el presidente Donald Trump lanzó una advertencia directa a Honduras, afirmando que, de no resultar ganador Nasry Asfura, “Estados Unidos no malgastará el dinero en apoyos a Honduras, porque un líder equivocado solo puede traer resultados catastróficos a un país, sin importar cuál sea”.
Por el contrario, sostuvo que si Asfura asume la presidencia, “EE.UU. le brindará un gran apoyo, ya que tiene tanta confianza en él, en sus políticas y en lo que hará por el gran pueblo hondureño”.
Trump fue aún más enfático al declarar que “Tito será un gran presidente, y EE.UU. trabajará estrechamente con él para asegurar el éxito, con todo su potencial, de Honduras”, agregando que, tras una victoria, el país avanzaría “hacia un gran éxito político y financiero”.
Un proceso bajo presión

Las elecciones se celebraron en un clima de alto voltaje político. El Gobierno denunció en la víspera un presunto complot de la oposición para sembrar caos y poner en duda la transparencia del proceso. La oposición, a su vez, acusó al Ejecutivo de intentar manipular los resultados para impedir la derrota de la candidata oficialista.
A la par de la elección presidencial, los hondureños votaron por 128 diputados del Congreso Nacional, 20 representantes ante el Parlamento Centroamericano, 298 alcaldes y vicealcaldes, y 2.168 regidores, configurando una de las jornadas electorales más complejas de la región.
El CNE ha informado que continuará actualizando los resultados conforme avanza el escrutinio. Mientras tanto, el panorama político hondureño se mantiene en estado de incertidumbre, con un candidato favorito fortalecido por el apoyo explícito de Washington y una oposición que reclama un proceso transparente. Todo indica que la tensión seguirá en ascenso mientras el país espera el cierre definitivo de los cómputos.

