Un estudio pionero de la Universidad de Dalhousie en Canadá identifica entre los 73 y 76 años el umbral donde la recuperación de enfermedades e lesiones se vuelve más lenta que su aparición, acelerando el declive irreversible en hombres y mujeres por igual, señaló RT.
Liderado por el físico Glen Pridham, el análisis usó datos longitudinales de 12.920 personas con edad media de 67 años, extraídos del Estudio de Salud y Jubilación de la Universidad de Michigan y el Estudio Longitudinal Inglés sobre el Envejecimiento, evaluando un índice de fragilidad basado en 30 indicadores como enfermedades crónicas, problemas cardiovasculares y limitaciones funcionales. Este «punto de inflexión» marca el fin de la robustez natural del cuerpo para contrarrestar estresores ambientales, elevando drásticamente el riesgo de mortalidad.
Los investigadores destacan que, superados los 75 años, los déficits de salud se acumulan sin remisión, desafiando el modelo tradicional de envejecimiento lineal y prolongación del declive mediante intervenciones médicas reactivas. Hallazgos complementarios de estudios recientes confirman aceleraciones en el envejecimiento molecular alrededor de los 44, 50 y 60 años, subrayando la necesidad de actuar preventivamente.
La comunidad científica ve en estos resultados una hoja de ruta para eliminar estresores antes de los 75 años, priorizando entornos saludables y apoyo social sobre tratamientos paliativos elitistas.

