El presidente francés Emmanuel Macron llegó a China para efectuar una visita de Estado de tres días —su cuarta desde que asumió la presidencia— con el fin de reenfocar la asociación estratégica bilateral con Xi Jinping. En su reunión, ambos líderes abordaron temas clave como el comercio, la paz en Ucrania, inversiones, y cooperación en energía, tecnología e innovación.
Un contexto de desequilibrios y urgencia diplomática

Francia enfrenta un fuerte déficit comercial frente a China, y Macron viaja acompañado por una importante delegación empresarial con el objetivo de atraer inversión china hacia Europa. Al abrir la visita, el mandatario galo afirmó estar comprometido con “un acceso al mercado justo y recíproco”.
Durante el encuentro en Pekín, Macron admitió que “a veces hay diferencias, pero es nuestra responsabilidad superarlas por el bien común”, en alusión a las tensiones comerciales y jurídicas entre China, Europa y Occidente.
Por su parte, Xi destacó que China y Francia, como grandes potencias independientes, deben actuar con visión estratégica, defender el multilateralismo, mantener su respeto mutuo en asuntos de interés nacional, y avanzar en una globalización económica justa y equilibrada.
Ucrania y la paz mundial: París pide impulso chino

Uno de los focos centrales de la visita es el conflicto en Ucrania. Macron instó a Xi a usar su influencia sobre Moscú para favorecer un alto el fuego o, al menos, una moratoria a los ataques sobre infraestructuras críticas durante el invierno. Macrón afirmó que, la guerra representa “una amenaza vital para la seguridad europea y para el respeto del orden internacional basado en el Estado de derecho”.
Aunque Beijing no ofreció un compromiso explícito de mediación, Xi reafirmó su disposición a cooperar con Francia, promover un orden multipolar y contribuir a la gobernanza global desde una perspectiva de independencia y responsabilidad.
Nuevos acuerdos: energía, tecnología, comercio y más

Al término de las conversaciones, ambos mandatarios firmaron una serie de acuerdos de cooperación en áreas como energía nuclear, economía verde, inteligencia artificial, envejecimiento poblacional, agricultura, medioambiente y movilidad de inversiones.
Xi afirmó que China está dispuesta a abrir más su mercado, atraer empresas francesas y ampliar la cooperación con Europa, siempre bajo condiciones de reciprocidad. Al mismo tiempo, Macron exigió reglas más equilibradas para evitar que Europa quede subordinada a decisiones de potencias económicas.
Ambos mandatarios coincidieron en que, a pesar de sus diferencias, debe prevalecer la cooperación pragmática y estratégica. Francia mostró interés en que China invierta en sectores clave europeos, mientras Beijing busca diversificar su relación más allá de los tradicionales flujos comerciales.
Un paso hacia la redefinición del orden global

La reunión podría marcar un punto de inflexión en la alianza China-Europa, con Francia intentando reforzar su papel como puente entre China y Occidente. Macron advierte del riesgo de una “desintegración del orden internacional” y apuesta por relanzar un diálogo global equilibrado.
Para China, la visita reafirma su interés en consolidar relaciones bilaterales fuertes, diversificar sus inversiones, y presentarse como actor global responsable que promueve el multilateralismo, incluso ante tensiones geopolíticas crecientes.
La cumbre Macron–Xi apunta tanto a mitigar tensiones comerciales como a definir nuevos ejes de cooperación global, en momentos en que Europa busca autonomía estratégica y China se posiciona como epicentro de la reconfiguración internacional.

