El Comando Sur de Estados Unidos informó que este 4 de diciembre ejecutó un “ataque cinético letal” contra un buque en aguas internacionales del Pacífico Oriental, bajo órdenes del secretario de Guerra Pete Hegseth.
Según su versión, la embarcación estaba operada por una “Organización Terrorista Designada”, que supuestamente transportaba “narcóticos ilícitos” y transitaba por una ruta asociada al narcotráfico. Cuatro personas fueron asesinadas durante la operación.
Aunque Washington presenta la acción como parte de su política antidrogas, países como Venezuela y Colombia han cuestionado reiteradamente el carácter unilateral, extraterritorial y violatorio del derecho internacional de este tipo de intervenciones.
Organizaciones de derechos humanos advierten que Estados Unidos actúa como juez y ejecutor sin supervisión judicial ni garantías para las personas implicadas, a quienes califica como “narcoterroristas” sin que se conozcan evidencias verificables.

El ataque ocurre en un contexto regional marcado por el incremento del despliegue militar estadounidense en el Caribe, muy cerca de las costas venezolanas. Caracas ha denunciado estas maniobras como una agresión a su soberanía y un intento de presión geopolítica bajo el pretexto de operaciones de seguridad.

