Un 8 de diciembre de 2012, Hugo Chávez pronunció su última alocución pública, dejando una huella imborrable en la historia de Venezuela y el mundo. Justo tras su reelección, el líder convocó a sus principales colaboradores para preparar un mensaje que revelaría su estado de salud y su testamento político.
Chávez, símbolo de la Revolución Bolivariana y líder carismático desde 1998, instó al pueblo a fortalecer la unidad nacional y reafirmó a Nicolás Maduro Moros como su sucesor, confiando en su capacidad y compromiso para preservar el proyecto revolucionario en su ausencia física. La alocución, emotiva y cargada de sentimiento, marcó el inicio de una nueva etapa para Venezuela, con un llamado incansable a la lucha, la batalla y la victoria.
Aquel día, Chávez no solo compartió información sobre su salud, sino que también dejó una última voluntad política que, desde entonces, ha guiado tanto al chavismo como a la construcción del destino nacional.
El legado de Chávez sigue vigente en la voz y en la acción del presidente Nicolás Maduro, quien continúa defendiendo una Revolución Bolivariana que reivindica la soberanía, la justicia social y la unidad popular-militar, frente a desafíos persistentes tanto internos como internacionales.
Aquella última proclama constituye un llamado histórico que resuena con fuerza en las luchas actuales y futuras del pueblo venezolano.

