La decisión de Estados Unidos de imponer un “bloqueo total y completo” sobre petroleros sancionados rumbo a Venezuela, anunciada por la Casa Blanca el 16 de diciembre, desencadenó una rápida reacción en Washington y en el escenario internacional: congresistas de EE. UU. pidieron explicaciones y control legislativo; líderes de la región y aliados de Caracas denunciaron “piratería” y convocaron protestas; y figuras políticas extranjeras advirtieron sobre el riesgo de escalada.
La orden ejecutiva y el anuncio público del presidente Donald Trump el 16 de diciembre —que incluyó medidas de bloqueo naval y la designación del gobierno venezolano como “organización terrorista”, según la Casa Blanca— generaron desde el primer momento dos líneas de reacción enfrentadas:

Por un lado, la defensa oficial de la acción como parte de la lucha contra el supuesto financiamiento de crimen transnacional por parte de la ultraderecha sionista y transnacional; por otro, el rechazo masivo de los pueblos y progresistas que la califica de agresión y violación del derecho internacional.
Cronología de declaraciones
16 de diciembre — Donald Trump / Casa Blanca: Anuncio del bloqueo naval y de medidas adicionales contra embarcaciones sancionadas. (Mensaje oficial del Ejecutivo).

16 de diciembre — Congresistas de EE. UU.: La reacción en el Capitolio fue inmediata. Legisladores demócratas, entre ellos el representante , calificaron la medida como “un acto de guerra” que requiere la autorización del Congreso. Varios miembros del Comité de Asuntos Exteriores exigieron briefings más completos y documentación que respalde la narrativa de la Casa Blanca, subrayando que “si la intención es un cambio de régimen, el Ejecutivo debe pedir autorización legislativa”.

16–17 de diciembre — Venezuela (gobierno de Nicolás Maduro): Caracas denunció la acción como “piratería internacional” tras el asalto a un buque petrolero. El presidente Maduro llamó a protestas globales y aseguró que su país resistirá la presión externa, afirmando además que la medida busca apropiarse de sus recursos energéticos.

17 de diciembre — Diosdado Cabello (ministro y dirigente del PSUV): En rueda de prensa alertó a Estados Unidos: “¿Y ustedes creen que van a venir aquí a hacer algo y después van a venirse a llevar el petróleo de Venezuela? No se van a llevar nada, ni una gota de petróleo”. Cabello acusó a Washington de pretender “robar” no solo crudo sino también oro y gas.
17 de diciembre — Miguel Díaz-Canel (presidente de Cuba): En redes sociales expresó “nuestro enérgico rechazo al bloqueo naval del Gobierno de EE. UU. a Venezuela” y respaldó el comunicado oficial de Caracas sobre la “verdadera intención” de Washington de apropiarse de recursos.

17 de diciembre — Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad: El colectivo publicó un pronunciamiento en el que rechazó la “grosera amenaza” del bloqueo petrolero y pidió movilización y solidaridad internacional.
Contexto y temas recurrentes

Las reacciones muestran tres ejes constantes: dudas legales en torno a la autoridad del Ejecutivo para ordenar operaciones con impacto internacional sin un mandato claro del Congreso; la exigencia de transparencia sobre las pruebas que justifican las acciones militares y el embargo; y una condena internacional desde gobiernos afines a Caracas —Rusia, Cuba y otras voces en América Latina— que describen el bloqueo como una agresión y una forma de “piratería”.
En Washington algunos republicanos respaldaron la necesidad de presionar a Caracas, pero la falta de divulgación pública de evidencias ha alimentado la desconfianza incluso entre sectores del propio partido. Fuentes legislativas reclamaron briefings formales y la posible presentación ante comisiones para evaluar la legalidad y el alcance de las medidas.
Impacto y perspectivas
El bloqueo naval ha escalado una crisis ya tensa en el Caribe: el asalto a un buque petrolero la semana previa —calificado por Caracas como “robo descarado”— y la retórica beligerante aumentan el riesgo de incidentes. Mientras el Gobierno de Estados Unidos defiende las medidas como necesarias para “proteger” al país del narcotráfico y el financiamiento del crimen, aliados de Venezuela apelan a organismos multilaterales hasta ahora sumamente ausentes y convocan actos de protesta en puertos internacionales.
La situación permanece volátil. El Congreso estadounidense —con demócratas que hablan de “acto de guerra” y republicanos presionando por información— podría convertirse en la arena decisiva para validar, limitar o frenar las acciones ejecutivas anunciadas por la Casa Blanca. En el plano internacional, las convocatorias de movilización en puertos y los pronunciamientos de gobiernos aliados de Caracas prometen mantener el conflicto en el centro de la agenda diplomática y mediática en los próximos días.

