Por Seyed Mohammad Javad Hosseini, Analista de Asuntos Políticos Internacionales en Asia para Extra News Mundo
La cuestión de Venezuela en la estrategia estadounidense no se limita a los ingresos petroleros y energéticos, aunque la economía petrolera sigue siendo uno de los pilares principales de este conflicto. Además, la posición intelectual e ideológica de Venezuela en Latinoamérica se ha convertido en un factor determinante. La celebración de conferencias antifascistas con la presencia de activistas políticos e ideológicos de diferentes países ha convertido a este país en un referente discursivo para movimientos independientes críticos con el orden dominante estadounidense, y esta combinación de poder material e influencia intelectual ha aumentado la sensibilidad de Washington a un nivel sin precedentes.
En los últimos años, Estados Unidos ha intentado justificar la presión sobre Caracas bajo el argumento de que las mujeres luchan contra las drogas o defienden la democracia. Sin embargo, ni siquiera en los informes oficiales de la ONU se menciona a Venezuela como un actor importante en la producción o el transporte de drogas. Las declaraciones explícitas de funcionarios estadounidenses sobre el objetivo de un cambio de régimen muestran que la propaganda se está desmoronando y que se está librando una verdadera lucha por el control de los recursos y la limitación de la influencia política e intelectual en América Latina. Venezuela, valiéndose de sus capacidades estatales y de la experiencia histórica de la región, ha trazado un camino diferente al modelo deseado por Estados Unidos.
Las conferencias antifascistas venezolanas deben considerarse parte de un proyecto coherente para redefinir la independencia política e intelectual en América Latina. Estas conferencias no son simplemente eventos simbólicos, sino que surgen de una red intencionada entre pensadores y activistas con experiencia directa de la intervención extranjera en su memoria histórica. Este proceso fortalece la capacidad de resistencia política y blanda a las presiones extranjeras y contradice directamente los intereses de Estados Unidos y sus aliados.
Conclusiones:
En conclusión, se puede afirmar que la indignación estadounidense hacia Venezuela, si bien tiene sus raíces en la economía petrolera y los intereses materiales, se debe principalmente a la preocupación por la expansión de un modelo intelectual independiente en América Latina. Un modelo que, basándose en los recursos nacionales y la legitimidad política, puede inspirar a otros países. Por lo tanto, la presión sobre Venezuela es parte de una batalla más amplia para contener la independencia y evitar la formación de polos intelectuales rivales en el patio trasero tradicional de Estados Unidos.

