La cumbre entre la Unión Europea y Canadá celebrada en Bruselas reforzó una alianza estratégica clave, al formalizar acuerdos en varios frentes, aunque también dejó en evidencia puntos de fricción que deberán resolverse en próximas rondas.
Principales acuerdos:
- Seguridad y defensa: Firma del Acuerdo de Asociación en Seguridad y Defensa, que integra a Canadá en programas estratégicos europeos como SAFE (150.000 millones de euros), con miras a aumentar la interoperabilidad militar y fortalecer un eje atlántico complementario a la OTAN.
- Comercio: Ratificación del Acuerdo Económico y Comercial Global (CETA), con un compromiso de avanzar hacia un posible “CETA Plus” que incluya capítulos ampliados en sostenibilidad, comercio digital y derechos laborales. El comercio bilateral creció 65% en bienes y 73% en servicios desde 2017, respaldando la apuesta común por un mercado abierto con altos estándares sociales y ambientales.
- Asociación digital: Creación de una Asociación Digital UE-Canadá para colaborar en inteligencia artificial, ciberseguridad y redes avanzadas, con el objetivo de consolidar un espacio tecnológico transatlántico basado en valores democráticos.
- Energía y materias primas: Acuerdo para que Canadá provea gas natural licuado, hidrógeno, minerales críticos y tecnología nuclear a la UE, buscando asegurar el suministro energético tras la ruptura con Rusia y apoyar la doble transición ecológica y digital.
- Agenda geopolítica: Reafirmación del apoyo a Ucrania y compromiso compartido para promover un alto el fuego inmediato en Gaza, con la posibilidad de desarrollar un acuerdo humanitario conjunto.

Principales desacuerdos:
- Agricultura: Canadá exige mayor acceso a cuotas de productos agrícolas como lácteos y carnes en el mercado europeo, mientras que varios países de la UE mantienen reticencias por la protección de sus sectores agrícolas nacionales.
- Proteccionismo verde: Canadá expresó preocupación ante los programas de subsidios verdes europeos, como el Green Deal Industrial Plan, que podrían distorsionar la competencia y afectar a sus exportadores.
- Autonomía estratégica: Ottawa teme que un uso proteccionista de la autonomía estratégica de la UE termine restringiendo el acceso de empresas canadienses al mercado europeo.
- Normas digitales y privacidad: Aunque hay avances en cooperación digital, persisten diferencias en la armonización de estándares de protección de datos; Canadá considera que las exigencias del RGPD podrían limitar la innovación tecnológica y la competitividad de sus empresas.
La cumbre concluyó con el compromiso de mantener un diálogo continuo y establecer mecanismos institucionales para garantizar la sostenibilidad de los acuerdos, proyectando una alianza resiliente frente a cambios políticos y desafíos globales.