Ada Lovelace, figura clave de la ciencia en el siglo XIX y considerada la «madre» de la programación, fue la primera persona en escribir un algoritmo diseñado para ser procesado por una máquina. Nacida el 10 de diciembre de 1815, fruto del matrimonio del poeta Lord Byron y Anna Isabella Milbanke, su formación matemática rigurosa y poco común para una mujer en su época la llevó a colaborar con Charles Babbage, inventor de la máquina analítica.
En 1845, Ada tradujo y amplió un documento clave sobre el trabajo de Babbage, introduciendo conceptos informáticos revolucionarios como el uso de tarjetas perforadas y la noción moderna de «bucle» para la repetición de acciones en computación.
Mientras muchos científicos se centraban en el cálculo, Ada avizoró un futuro donde las máquinas podrían programarse para realizar tareas complejas más allá de la simple aritmética, apuntando hacia la hoy omnipresente programación informática. Sus aportaciones quedaron en gran parte invisibilizadas en su tiempo, obligándola a firmar con sus iniciales para evitar la censura por género en una época victoriana férreamente patriarcal.
El legado de Ada Lovelace trasciende la historia personal: su trabajo es un símbolo fundamental para reivindicar el lugar de las mujeres en las ciencias. Su vida y obra invitan hoy a cuestionar las barreras de género y a reconocer las contribuciones invisibilizadas que han moldeado el progreso tecnológico mundial.

