Cuando un exembajador de los Estados Unidos (EE.UU.) ante la Organización de Estados Americanos (OEA) —como Frank Mora— admite públicamente que “liberar a Alex Saab fue un error”, no está dando una opinión diplomática: está confesando un crimen político. Está reconociendo que la justicia de su país fue convertida en un arma para chantajear a Venezuela y que Saab fue encarcelado no por justicia, sino como parte de una estrategia fallida para imponer un cambio de régimen en nuestra nación soberana.
Su declaración no deja dudas: la prisión de Alex Saab fue una jugada geopolítica que fracasó. Como la oposición no ganó las elecciones, ahora lamentan haberlo liberado. Es decir, lo necesitaban secuestrado como herramienta de presión. Esto no solo es inmoral, es ilegal y profundamente cínico.
El caso Saab ha sido una herida abierta en el sistema internacional de justicia. Secuestrado en Cabo Verde sin orden legal válida, torturado y aislado durante más de 400 días, fue llevado a EE.UU. como trofeo de guerra judicial por 25 meses adicionales. En total 3 años y medio de torturas y abusos pero, aún así, Venezuela no cedió.
Venezuela resistió y venció
Gracias al liderazgo firme y a la determinación del presidente Nicolás Maduro, Venezuela resistió con dignidad cada intento de chantaje. No aceptamos las condiciones impuestas. No negociamos nuestra soberanía. El presidente no solo defendió a Alex Saab, sino que convirtió su caso en símbolo de la lucha contra el imperialismo y la guerra jurídica.
Lo que Frank Mora llama “error”, nosotros lo llamamos victoria de la verdad, del derecho internacional y de la diplomacia revolucionaria. Porque Saab es hoy un hombre libre no por concesión de sus captores, sino por la firmeza del Estado venezolano, por la lucha incansable del pueblo y por la conducción política del presidente Maduro.
Un mensaje al mundo
La confesión de Frank Mora debe quedar registrada ante los organismos internacionales como una evidencia contundente del uso del sistema judicial estadounidense como instrumento de guerra híbrida. Que ningún país se llame a engaño: si pueden hacer esto con un diplomático venezolano, pueden hacerlo con cualquiera.
Hoy más que nunca, reafirmamos que Venezuela no se rinde, no se entrega y no se arrodilla. El pueblo y su gobierno se mantendrán siempre unidos, defendiendo la dignidad, la soberanía y la verdad.