Una visita no anunciada del secretario del Ejército de EE.UU., Dan Driscoll, y del jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Randy George, sorprendió este martes a Kiev en medio de un complejo escenario diplomático. Según Politico, ambos altos mandos arribaron a Ucrania con el objetivo de reactivar las conversaciones de paz entre Kiev y Moscú, actualmente estancadas tras meses de escalada militar en el frente oriental.
Driscoll y George tienen previsto reunirse con el presidente ucraniano, Vladímir Zelenski, así como con altos mandos militares y legisladores del país. La agenda también contempla discusiones sobre un acuerdo que permitirá intercambiar tecnologías de drones y municiones autónomas, un punto clave para las capacidades defensivas ucranianas en el campo de batalla.
La visita ocurre en un contexto donde Moscú afirma repetidamente su disposición a una solución pacífica, acusando a países europeos y a Washington de prolongar el conflicto mediante el suministro constante de armas al Gobierno ucraniano.

Horas después, Axios reveló que la Casa Blanca está trabajando en secreto con Rusia para elaborar un nuevo plan de paz compuesto por 28 puntos, inspirado en el acuerdo alcanzado entre Israel y Hamás promovido por el presidente Donald Trump. Según la filtración, el borrador estadounidense se organiza en cuatro bloques: paz, garantías de seguridad, seguridad en Europa y futuras relaciones entre EE.UU., Rusia y Ucrania.
Nuevo plan de paz para Ucrania al estilo Gaza

El enviado especial de Trump, Steve Witkoff, estaría liderando la redacción del documento en coordinación con el enviado especial de la Presidencia rusa, Kiril Dmítriev, quien se mostró optimista.
Dmítriev aseguró que, en esta ocasión, Moscú siente “que realmente se está escuchando la posición rusa” y que el objetivo es alcanzar una propuesta que aborde no solo la guerra, sino también la estabilidad continental: “cómo podemos, por fin, llevar una seguridad duradera a Europa, y no solo a Ucrania”, afirmó.
El borrador se encuentra en fase de revisión mientras Washington intenta convencer a europeos y ucranianos de las “ventajas” del nuevo enfoque. Según Axios, la intención es contar con un documento definitivo antes del próximo encuentro entre Trump y Putin.

Sin embargo, persisten dudas cruciales. Todavía no está claro cómo el plan abordará el control territorial, una de las cuestiones más sensibles del conflicto. Kiev mantiene su reivindicación sobre las regiones incorporadas a Rusia tras los referéndums de 2014 y 2022.
Trump, por su parte, ha oscilado en sus declaraciones: en agosto aseguró que Crimea no volvería a Ucrania, pero semanas después dijo que Kiev podría recuperar territorios con apoyo europeo. Más tarde insistió en que Ucrania “perderá parte de sus territorios”, aunque después volvió a sugerir que aún podría ganar.
Rusia, entretanto, sostiene que está lista para un acuerdo, pero exige que se aborden las causas profundas del conflicto, incluidas la expansión de la OTAN y la discriminación hacia las poblaciones de habla rusa.
La propuesta rusa mantiene condiciones firmes: retirada completa de tropas ucranianas de Donetsk, Lugansk, Zaporozhie y Jersón; reconocimiento de esos territorios como parte de la Federación de Rusia; y garantías de neutralidad, no alineación, desnuclearización, desmilitarización y desnazificación de Ucrania.
La llegada de los altos mandos estadounidenses y las negociaciones secretas marcan uno de los movimientos diplomáticos más significativos del conflicto desde el inicio de la presidencia de Trump, y podrían definir el próximo capítulo de la guerra.

