En Argentina, más de 36 millones de ciudadanos están llamados a votar este domingo en las elecciones legislativas parciales que renovarán 127 de las 257 bancas de la Cámara de Diputados y 24 de las 72 del Senado.
El oficialismo en Argentina liderado por el presidente Javier Milei y su partido La Libertad Avanza (LLA) aspiran a consolidar su proyecto político-económico basado en recortes al gasto público, liberalización y lo que denominan una “batalla cultural” contra la izquierda, aunque no cuentan con la mayoría en ninguna cámara del Congreso. La elección adquiere por ello un carácter de plebiscito para su gestión.
Argentina despertó con la «libertad» de Milei

El contexto es de tensiones elevadas: a inicios del año, LLA lucía fuerte gracias a la disminución de la inflación y al control relativo del dólar, pero la situación se deterioró con una economía frágil y la necesidad de un rescate financiero externo. Por ejemplo, los comicios provinciales en la provincia de Buenos Aires, bastión del peronismo, resultaron en una derrota contundente para el oficialismo: 47 % frente a 33,8 %.
En el ámbito internacional, EE. UU. intervino otorgando a Argentina una línea de cambio por hasta 20 000 millones de dólares, condicionada por el resultado electoral. Según informa Donald Trump: “Si no ganan nos iremos”.

Para Milei, cuyas reformas han sido radicales y polarizadoras, el resultado de este domingo definirá inevitablemente la segunda mitad de su presidencia y sus posibilidades de reelección en 2027. Como señala el analista Juan Cruz Díaz: ““Este es un dato muy bueno sobre cómo se percibe al gobierno en este momento… Yo diría que debemos esperar varias semanas hasta las elecciones generales de octubre para juzgar la popularidad del gobierno”.
El desarrollo de la campaña estuvo marcado por numerosos desafíos: alianzas políticas complejas —como la coalición entre LLA y el partido PRO para afrontar los comicios—, la eliminación de las primarias obligatorias (PASO) por primera vez desde 2011, y la implementación de la boleta única nacional.

El equipo oficial apuesta a un triunfo que dote de legitimidad a su agenda de reformas estructurales y le asegure un bloque parlamentario que facilite su ejecución. Los opositores, en cambio, se enfilan con la esperanza de frenar el avance de las medidas más radicales y recolocar al peronismo como actor central en el Poder Legislativo.
El cierre de urnas dará paso a una noche clave en los resultados, que serán observados tanto por el electorado argentino como por los mercados internacionales, atentos al riesgo económico y político que se cierne sobre el país.

