Donald Trump, defendió este miércoles el cierre parcial de la Administración federal como una oportunidad para impulsar recortes presupuestarios y reformas internas. En declaraciones difundidas a través de un mensaje público, el mandatario instó a los republicanos a “aprovechar el cierre forzado” que, según él, fue provocado por la falta de acuerdo con los demócratas en torno al financiamiento gubernamental.
Trump calificó la situación como una ocasión única para eliminar lo que considera excesos dentro de la administración pública. “Es el momento de acabar con elementos inservibles, despilfarro y fraude”, sostuvo el presidente. De acuerdo con sus cálculos, estas medidas permitirían ahorrar “miles de millones de dólares” al erario estadounidense.
Trump y su lema ante el cierre
El mandatario vinculó su postura con su lema político “Hagamos que Estados Unidos vuelva a ser grande” (Make America Great Again), destacando que el endurecimiento fiscal y la reducción del aparato estatal forman parte central de su agenda.
El cierre del Gobierno, conocido en inglés como shutdown, comenzó en la madrugada del miércoles después de que las negociaciones entre republicanos y demócratas no lograran un acuerdo para el financiamiento provisional. Se trata del primer cierre gubernamental en siete años, lo que ha generado incertidumbre tanto en los mercados financieros como entre la ciudadanía.
La medida afecta de manera inmediata a unos 750.000 empleados federales, quienes quedan suspendidos de sus funciones sin salario mientras dure la paralización. Asimismo, varias agencias clave del Estado han cesado temporalmente actividades, incluyendo dependencias relacionadas con la educación, el medio ambiente y programas de asistencia social.
Trump ha advertido que, si la situación se prolonga, miles de trabajadores podrían ser despedidos de forma definitiva, lo que podría recrudecer la tensión política y social. El presidente ha planteado que el costo político del cierre debe ser asumido por los demócratas, a quienes acusa de bloquear su plan de gasto y de negarse a implementar medidas de eficiencia gubernamental.
“Esto no es solo un cierre, es una oportunidad histórica para arreglar un sistema roto”, declaró Trump, en referencia a lo que considera un aparato estatal sobredimensionado. El mandatario aseguró que su gobierno priorizará los sectores que considera esenciales, como defensa, seguridad nacional y protección fronteriza.
El Congreso, sin embargo, permanece profundamente dividido. Los demócratas acusan a Trump de usar el cierre como un instrumento de chantaje político y de poner en riesgo a millones de ciudadanos que dependen de servicios públicos básicos. Legisladores opositores han señalado que, lejos de ahorrar dinero, el shutdown podría terminar costando más debido a la paralización administrativa y las pérdidas económicas indirectas.
A nivel internacional, la medida también genera preocupación, dado que el Gobierno de Estados Unidos desempeña un papel central en organismos multilaterales y en el financiamiento de proyectos globales. La incertidumbre sobre la duración del cierre podría afectar la confianza de los aliados y del sector privado.
Mientras tanto, sindicatos y asociaciones de empleados federales han anunciado protestas para exigir el restablecimiento de sus funciones y el pago de salarios. El pulso político se intensifica, y el desenlace dependerá de las próximas negociaciones en el Capitolio.
