Un nuevo episodio de tensión se suma al ya convulso conflicto en Medio Oriente. Este miércoles, 41 barcos que integraban la Flotilla Global Sumud, con más de 400 personas a bordo, fueron interceptados por la marina israelí cuando se dirigían hacia la Franja de Gaza en un intento de romper el bloqueo impuesto sobre el enclave palestino. Entre los pasajeros se encontraban políticos, defensores de derechos humanos y la reconocida activista climática Greta Thunberg.
En un video difundido ampliamente en redes sociales, se observa al ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben Gvir, insultando a los activistas detenidos mientras eran trasladados. “Estos son los terroristas de la flotilla”, repite en varias ocasiones, refiriéndose a los participantes de la misión humanitaria.
Lejos de intimidarse, los activistas respondieron coreando: “Palestina libre, libre”, lo que quedó registrado en las imágenes grabadas desde el lugar.
40 barcos de la flotilla atacados con cañones de agua
La Flotilla Global Sumud zarpó días atrás desde diferentes puertos del Mediterráneo con el objetivo declarado de entregar ayuda humanitaria a Gaza y denunciar las condiciones de asedio que enfrenta la población palestina. La misión contaba con voluntarios de distintas nacionalidades, incluidos representantes de España, Italia, Francia, así como parlamentarios europeos y figuras públicas.
Según sus organizadores, la iniciativa buscaba “romper el silencio internacional frente a un bloqueo que constituye un castigo colectivo y una violación del derecho internacional”. La inclusión de Greta Thunberg, símbolo mundial del activismo juvenil, atrajo aún más atención mediática hacia la travesía.
En el portal de la flotilla figura la imagen de 461 raptados por «desafiar el asedio» instando al mundo a tomar participación en la defensa de Gaza.
El régimen israelí, en cambio, defendió su acción alegando razones de seguridad. Autoridades militares señalaron que no permitirán que embarcaciones “infiltren” lo que describen como posibles materiales de apoyo a grupos armados en Gaza. No obstante, hasta ahora no se ha presentado evidencia de que los barcos transportaran armamento o recursos bélicos.
Las imágenes de Ben Gvir han desatado polémica internacional. Diversos líderes políticos y organizaciones de derechos humanos han condenado el trato hacia los activistas y el uso del término “terroristas” para referirse a ellos. “Es una criminalización del activismo solidario”, señaló un portavoz de la organización Palestina Libre en Europa.
El episodio revive recuerdos de otras flotillas interceptadas por Israel en el pasado, como la del Mavi Marmara en 2010, que dejó nueve muertos tras un asalto militar en aguas internacionales. Aunque esta vez no se han reportado víctimas fatales, la tensión diplomática vuelve a escalar.
Por ahora, los activistas permanecen bajo custodia israelí a la espera de posibles procesos judiciales. En contraste, en redes sociales crece la solidaridad con la causa de la flotilla, y hashtags como #FreePalestine y #SumudFlotilla se han convertido en tendencia global.
Lo ocurrido marca un nuevo choque entre la narrativa de seguridad de Israel y el discurso humanitario de los activistas internacionales, reforzando el debate sobre los límites del derecho de protesta y el uso de la fuerza en alta mar.
